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Thursday, December 24, 2009

LAS LINEAS DEL CAPITULO EN NUESTRA PROVINCIA

Francisco E. Montesinos Ortí
P. Provincial

¡Cuántas veces hemos comentado el triste destino de nuestros documentos! Las bibliotecas recogen con demasiada frecuencia libros sin abrir y documentos sin estudiar. Lo que nació de una necesidad y de un trabajo compartido, no tuvo, en ocasiones, un final que provocara mayores esperanzas. No quisiera que los resultados de nuestro Capítulo General tuvieran el mismo destino. Y en nombre de la Congregación Provincial quisiera trasladaros este ánimo.

Muchas veces, parece que los Capítulos se “terminan” después de la etapa de elecciones. Surge la tentación del “ahora que hagan” y del desentenderse de esa “misión compartida” como es la vida de la Provincia o de la Orden. Estas líneas quieren ser un primer intento personal de “traducir” a nuestra realidad lo que en Peralta se presentaron como “Las líneas generales de acción”. Seis frases que quieren ser motor. Y como tal, necesitan de una carrocería y unas ruedas engrasadas que se deslicen impulsadas por el motor del que os hablaba. Poco podrá moverse este organismo si las estructuras no muestran una agilidad manifiesta y una voluntad personal y colectiva a recibir lo que los nuevos tiempos y las nuevas personas nos proponen. Poco nos moveremos, si decidimos considerar nuestra historia pasada como motor principal de nuestro presente.

Intentemos leer y reflexionar sobre las diferentes Líneas. Dejemos en este momento en un segundo plano, esas dos Proposiciones aprobadas por el Capítulo General que hacen referencia directa a nuestra Provincia, porque ya en Circular a los religiosos os hablaba sobre las fechas y sentido de las mismas.

Dice la primera línea que Revitalización, consolidación y crecimiento de la Orden han de ser objetivo primordial en estos tiempos en que vivimos. Y pienso cómo podemos vivir estas tres palabras nosotros. Revitalizar supone volver a los orígenes de nuestra experiencia de fe y de consagración religiosa. Volver a leer tantos pasajes evangélicos que nos hablan de fraternidad, de filiación, de misión y de caridad. Las Constituciones y las Reglas, los documentos nuestros, los capitulares y los otros. Ahí está el origen de nuestra revitalización. Consolidar tantas riquezas adquiridas o regaladas, y en ocasiones, poco consideradas. Y crecer. ¿Es posible que nuestra Provincia dé a luz nuevas realidades? ¿Es posible que podamos estar en otros lugares? Algún hermano habla de volver a los pobres de forma más radical. ¿Es posible plantear eso entre nosotros?

La Segunda habla de Nuestra vida fraterna en comunidad. Poco y todo podemos decir de esta invitación de la Orden. Fraternidad y Comunidad. Los cimientos de toda familia religiosa. Así nació la Vida consagrada: varios creyentes “se retiraron” para vivir el evangelio con un estilo particular. Nosotros, discutiendo sobre vida activa o vida mixta, hemos descuidado la fraternidad y la comunión en más de una ocasión. Yo no quiero denunciar, lo que hoy deseo es compartir con vosotros la necesidad de trabajar por ellas. La invitación del Capítulo es invitar a rebajar lo propio y trabajar por lo común.

No se olvidó el Capítulo de nuestro carisma, y así dijo: Ministerio Escolapio: evangelizar educando a los niños y jóvenes, preferentemente a los pobres. Los “precipuae” que nos siguen durante toda nuestra historia eclesial. Que, unos más que otros, los han considerado ejes de su vida. Como Provincia tampoco nos iría mal reflejar todas y cada una de nuestras obras ante este espejo carismático. Quizá, podríamos ver otros horizontes, pero ese deseo no puede hacernos olvidar a los alumnos más pobres de nuestras obras, los que, fruto de su situación personal, son un problema para nosotros y nuestros centros. En primer lugar diría, ¿los tenemos en nuestras escuelas? Y después, ¿los atendemos adecuadamente? Ahí están nuestros precipuae.

Pastoral Vocacional: Proponer, acoger y acompañar nuestra vocación escolapia. Esta línea ha sido preocupación constante desde siempre para la Institución. Proponer nuestra vocación desde el testimonio personal y comunitario, y eso es un reto, y en muchas ocasiones, por desgracia, un problema. ¿Sabemos proponer nuestra vocación de una forma homogénea a nuestros jóvenes o damos diferentes imágenes o versiones de nuestra vocación escolapia con la consiguiente confusión? ¿Por qué nos ocurre esto? ¿Podremos un día conseguir esa propuesta homogénea? Si lo primero lo consiguiéramos, los otros dos elementos producirían en todos nosotros gozo y esperanza.

Está claro, después de una adecuada pastoral vocacional, viene una sólida formación inicial. Habla el capítulo en su línea quinta de la necesidad de Una formación inicial de calidad para renovar nuestra vida religiosa. Y se propone como línea de futuro el Impulsar la mejora de la calidad de la formación inicial para revitalizar la Orden. Tenemos una larga tradición de casas de formación en la Provincia, en esta última etapa desde el Noviciado en 1982. Ya son años para hacer balance. Los formadores y el resto de la Provincia, porque todos estamos implicados en la formación de los candidatos, deberíamos hacer nuestra reflexión. Y ver cómo está nuestra vida religiosa de renovada, de revitalizada, de ilusionada. Y ver cómo los que fueron un día formandos y hoy llevan en buena parte el peso de la Provincia, nos dicen a los demás sus procesos personales y su vivencia actual. Quizá podríamos diseñar el futuro próximo con una mayor participación.

Y finalmente, un objetivo repetido y una necesidad que no podemos olvidar: Escolapios, religiosos y laicos, compartiendo carisma y misión. Desde aquel documento sobre la Fraternidad de las E. P. del año 1988 ha corrido el tiempo y hemos vivido un proceso aún no concluido ni por todos aceptado, como es el abrir nuestra carisma y misión a los laicos. Ni todos entendemos lo mismo, ni todos esperamos lo mismo, ni todos nos abrimos a los mismos. En nuestra Provincia aquel año 88 se convocó el primer encuentro de laicos en Peralta. Hoy tenemos una Fraternidad con más de 60 personas que más de una vez me/nos preguntan ¿y los religiosos de la Provincia qué decís? Y no es fácil responder, os lo aseguro. En más de una ocasión os he invitado a participar en las comunidades laicales, y el resultado ya lo conocéis. En nuestras escuelas participan, y cada vez más, dirigen la misión desde cargos de responsabilidad y aún se oyen voces que no acaban de aceptar la misión que se les ha dado. En nuestras celebraciones, su presencia nos anima, pero no acabamos de reconocerles su “escolapiedad”. Los laicos, siguen siendo para nuestra Provincia una asignatura que necesita mejorar. Ánimo.

En fin, traducir el Capítulo General a nuestra Provincia. Ese es el trabajo que nos queda de aquí al próximo Capítulo Provincial no tan lejano ya. Nuestras dificultades son objetivas pero nuestras riquezas también. Si las primeras vencen a las segundas, estaremos desperdiciando esos dones que decimos hemos recibido.

Francisco E. Montesinos Ortí
P. Provincial

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