DOCUMENTOS OFICIALES

My Photo
Name:
Location: Valencia, Malvarrosa, Spain

Wednesday, July 30, 2008

DECLARACION DE LA CUMBRE DE LOS PUEBLOS

ENLAZANDO ALTERNATIVAS III

Lima, 13 al 16 de mayo de 2008

Las organizaciones sociales, políticas y populares, de trabajadores y trabajadoras, de migrantes, las comunidades indígenas y campesinas, el movimiento de mujeres, de jóvenes y sindical de América Latina, el Caribe y Europa, reunidos en Lima durante la Cumbre de los Pueblos, Enlazando Alternativas III, declaramos:

La cooperación y la integración de nuestros pueblos pasan en primer lugar por la construcción de un sistema en el cual los derechos económicos, políticos, sociales, culturales y ambientales de las mayorías sean prioridad y razón de ser de las políticas gubernamentales. Por lo mismo, rechazamos el proyecto de Acuerdos de Asociación propuesto por la Unión Europea y avalado por diversos gobiernos latinoamericanos y caribeños que solo buscan profundizar y perpetuar el actual sistema de dominación que tanto daño a hecho a nuestros pueblos.

La estrategia de la Unión Europea “Europa Global: Competir en el mundo”, supone la profundización de las políticas de competitividad y crecimiento económico que buscan implementar la agenda de sus transnacionales y profundizar las políticas neoliberales, incompatibles con el discurso sobre el cambio climático, la reducción de la pobreza y la cohesión social. A pesar de que se pretende velar su naturaleza incorporando temas de cooperación y diálogo político, la esencia de la propuesta es abrir los mercados de capitales, bienes y servicios, proteger la inversión extranjera y reducir la capacidad del Estado de promover el desarrollo económico y social. Esto tiene implicaciones en ambas regiones:

Para América Latina y el Caribe, esta estrategia reproduce el esquema de los Tratados de Libre Comercio que han suscrito la mayoría de países de la región con Estados Unidos y van más allá del las políticas de la OMC que rechazamos. Los recursos naturales de estos países están siendo explotados indiscriminadamente, desplazando a comunidades enteras, devastando la biodiversidad, agotando las fuentes hídricas, y pauperizando a la mano de obra, y en ello tienen mucha responsabilidad las multinacionales europeas. América Latina ha sido víctima secular del saqueo de las transnacionales y, ahora, cuando avances democráticos estimulan la búsqueda de caminos propios de desarrollo en diversos países y de formas de integración al servicio de los pueblos, varios gobiernos que siguen las recetas del libre comercio estimulan la fragmentación de la región, los enfrentamientos nacionales y las contradicciones entre ellos. En Europa una de las grandes amenazas para la democracia, la justicia, la paz y el equilibrio ecológico, es el Tratado de Lisboa, que está siendo ratificado por las elites sin consultar a la población y que rechazamos como ya lo hicimos en el pasado. Este tratado refuerza una Europa neoliberal, aumenta la militarización, la exclusión, las desigualdades y la mercantilización, así como endurece las políticas securitarias-represivas. Ello se refleja en un aumento de la precariedad, un ataque generalizado a todos los derechos sociales, en particular a las conquistas laborales. Al mismo tiempo, se acelera la construcción de la “Europa Fortaleza”, lo que implica cerrar las fronteras, violando el derecho de asilo y criminalizando los migrantes y los movimientos sociales, creando muros virtuales o reales, que no se diferencian con los que construyen en la frontera al Norte de América.

Los Acuerdos de Asociación que ha firmado la Unión Europea con México y Chile han profundizado las desigualdades y muestran el camino que seguirán quienes firmen estos Acuerdos en Centro América, la Comunidad Andina de Naciones y el MERCOSUR cuyas negociaciones se quiere resucitar. Para los países del Caribe, estos Acuerdos, recientemente firmados, aumentarán la vulnerabilidad y dependencia de sus economías, al mismo tiempo que fracturan la dinámica de integración subregional.

En el momento en que en Lima los gobiernos hablan de cohesión social, cambio climático y reducción de la pobreza, conviene recordar que la principal causa de desigualdad, polarización social, degradación ambiental y discriminaciones, es la primacía del mercado por sobre los derechos de las personas y el otorgamiento de todas las garantías a las corporaciones que eliminan la capacidad estatal de definir proyectos nacionales de desarrollo con la complicidad de los gobiernos. Las transnacionales actúan bajo un doble rasero apoyándose en las asimetrías que los Acuerdos de Asociación tienden a reforzar. En consecuencia, el discurso sobre Cooperación y Diálogo Político es la carnada que esconde el anzuelo de los intereses de esas corporaciones.

Frente a la crisis alimentaria que afecta a decenas de países, denunciamos la hipocresía y las políticas de las instituciones multilaterales (OMC, FMI, BM, BID, BEI) que pretenden esconder sus verdaderas causas: direccionamiento de la producción de los países a la exportación, pérdida del papel del Estado en la regulación alimentaria y conversión de los alimentos en fuente de especulación financiera, todo ello como resultado de las políticas de “libre comercio”. Por lo mismo, es inadmisible que se proponga, como salida a la crisis, más liberalización y desprotección. La producción masiva de agrocombustibles agrava las ya difíciles condiciones de vida de millones de habitantes. Rechazamos una vez más esta pretendida salida a la crisis energética y climática.

Ante esta situación, las organizaciones que hacemos parte de Enlazando Alternativas, reiteramos que es posible una integración distinta basada en la libre determinación de los pueblos, el respeto al medio ambiente, a los derechos humanos y a los procesos democráticos emprendido por aquellos gobiernos que se alejan del neoliberalismo y buscan para sus pueblos relaciones de igualdad con todos los países del mundo. Esto supone el fortalecimiento de la cooperación en todos los ámbitos entre los pueblos, el reforzamiento de la solidaridad, el fin de toda forma de discriminaciones y la superación de prácticas violatorias de la soberanía de los países. Como ha mostrado la II Sesión del Tribunal Permanente de los Pueblos, exigimos justicia y la reparación de los agravios, daños y perjuicios, provocados por las empresas europeas, y el replanteamiento de las relaciones con estas empresas, de tal forma que asuman los pasivos sociales y ambientales en que incurren.

Saludamos las acciones de nacionalización de empresas estratégicas para el desarrollo nacional y los recursos naturales, que pertenecen a los pueblos, no a las transnacionales, como por ejemplo la de la empresa boliviana de telecomunicaciones ETI/ENTEL. Llamamos a los gobiernos que promuevan políticas progresistas a sumarse al proceso de transformación que impulsamos. Rechazamos las desafiantes intervenciones de EE.UU. y la Unión Europea contra la soberanía de los pueblos. La Unión Europea debe asumir su deuda histórica con los pueblos de América Latina y el Caribe, en particular con los pueblos originarios. Llamamos la atención sobre la dramática situación de Haití, resultado de décadas de expoliación, agravada por la actual ocupación militar. Así mismo denunciamos la política complaciente de la Unión Europea con el gobierno de Colombia.

La única salida de los pueblos latinoamericanos, caribeños y europeos es unirse en torno a la defensa de su bienestar y fortalecer la resistencia y movilización contra las políticas neoliberales. Ella debe nutrirse de los aportes de mujeres, pueblos originarios, campesinos y demás fuerza sociales que, con su presencia masiva en la Cumbre Social, han dado ejemplo de combatividad y de elaboración de alternativas en búsqueda de un progreso sustentado en la armonía con la naturaleza, los derechos humanos y la eliminación de todas las formas de discriminación.

Exigimos a los gobiernos atender efectivamente las demandas de los pueblos por construir otro tipo de relaciones entre las regiones, basadas en la superación del modelo de mercado. Hacemos un llamado a la población a no dejarse engañar más por gobiernos autoritarios que pretenden criminalizar la justa protesta civil.

Instamos a los habitantes de América Latina, el Caribe y Europa a sumarse a la fuerza cada vez mayor de organizaciones que buscan un mundo mejor para todos, y así estar a la altura de los desafíos que hoy enfrenta la humanidad.

Invitamos a todas las organizaciones sociales y populares de ambos Continentes a preparar desde ahora la próxima Cumbre Social de los Pueblos, Enlazando Alternativas IV, que tendrá cita en el Estado Español en el año 2010.

Labels: , ,

Sunday, July 13, 2008

Vida consagrada ante el desafío de la migración

Opciones pastorales en favor de las/los se quedan en su tierra

XXXVI Asamblea Regional de Superioras/es Mayores
de Centro América y México
Managua - Nicaragua - 12 al 18 de mayo/2008


1 Saludo.

Desde Nicaragua, tierra de lagos y volcanes, enviamos un saludo a la CLAR, a las comunidades religiosas de la Región de Centro América y México y a los pueblos a los que hemos sido enviados.

Los Superiores/as Mayores, sus Delegados/as y las Juntas Directivas nos reunimos en Managua, del 12 al 18 de Mayo del 2008, en medio de un paro generalizado de los transportistas, fruto de las alzas en los precios del petróleo, consecuencia del sistema neoliberal que genera más pobreza, hambre, desigualdad y desempleo y el éxodo masivo de nuestras; hermanas y hermanos de la región.

La Asamblea celebrada en México, en mayo de 2007, nos hizo despertar a la misión profética de la vida consagrada para acoger la migración como signo de los tiempos.

En Managua nos reunimos para evaluar el camino recorrido durante este año dedicado a la sensibilización de la vida consagrada sobre el fenómeno migratorio y también para dejarnos interpelar por el dolor y el sufrimiento "de las/los que se quedan" y viven el síndrome del abandono.

2. «Oír lo que no se oye».

Como es tradicional en nuestras reuniones, la oración se mezcló con la reflexión y la convivencia. Además, la obra teatral "el nica" nos llevó a tocar las fibras más íntimas de nuestro corazón ante la realidad de las personas migrantes y de sus familias.

Siguiendo el ejemplo de Jesús y nuestra tradición latinoamericana el VER se profundizó con, la iluminación ayudándonos a oír lo que no se oye y a ver lo que no se ve, conduciéndonos a propuestas de acción.

3. «En tiempo de los Jueces hubo hambre en el país» Rut 1,1ª

Nuestra mirada podría perderse en los inicios de la historia, ahí donde las primeras personas vivieron la fatiga de la migración, o recoger el camino del Éxodo, en el que la movilización humana tiene tonos de fe.

Sin embargo, el Espíritu nos llevó a fijar nuestra mirada y nuestro corazón en Noemí y Rut: la historia de hambre, dolor, lucha y fidelidad de estas dos mujeres que vivieron una historia de migración, la cual concluye en el gozo y la confesión de la fidelidad del Dios de Israel.

Ayudados y ayudadas por su ejemplo, contemplamos el complejo fenómeno de la migración en nuestros días, y evocamos la voz de los Pastores en Aparecida: «La globalización hace emerger, en nuestros pueblos, nuevos rostros de pobres. Con especial atención y en continuidad con las Conferencias Generales anteriores, fijamos nuestra mirada en los rostros de los nuevos excluidos: los migrantes».1 Al evocar los nombres y los rostros de tantas personas afectadas por quienes emigran, sentimos en carne propia la conmoción que presenta el Evangelio al hablar del Buen Pastor.

4. «No me llamen por mi nombre, sino díganme amarga...» Rut 1,21

Para quienes se quedan en sus países, la partida de sus familiares puede provocar los siguientes cuadros psicológicos.

A nivel colectivo:
la disfunción familiar.

A nivel individual:
ansiedad, depresión-suicidio, abuso del alcohol y drogas, trastornos del desarrollo, conducta disocial (pandillas, vagancia, violencia, prostitución) o aparición de trastornos mayores,

5. «Un hombre emigró con su mujer y sus hijos» Rut 1,1b

Aunque quisiéramos cerrar los ojos, nuestro propio compartir hizo que la realidad se nos impusiera: Sabemos que hoy parten los hombres, las mujeres, los adolescentes y los niños; que la mayoría de las veces esta experiencia es forzada por la situación económica precaria de nuestros países.

El estudio académico que se nos presentó durante nuestra Conferencia2, manifiesta que en Nicaragua la pobreza ha crecido y se ha profundizado.

¿Qué datos revelaría un estudio semejante en los demás países de la Región?

Sí queremos reflexionar con seriedad sobre las causas, los efectos y las soluciones al problema de la migración, necesitamos estudios profesionales que arrojen cifras concretas sobre los índices de ingresos, las edades, el estado de vida, la clase social de quienes parten y de quienes se quedan y las naciones a donde emigran; estudios especializados de análisis e interpretación que orienten nuestras opciones pastorales.

Las remesas enviadas a los que se quedan a cargo del cuidado de la familia son a veces, apenas suficientes para seguir viviendo. Con relativa frecuencia la recepción de las remesas no disminuye sino incrementa los niveles de dependencia económica y, por factores culturales y sociales, quien se queda no tiene la libertad de decisión sobre estos recursos.

Si un alto porcentaje de la población de la región Centro América y México parte para el extranjero en búsqueda de un mayor bienestar; si se trata de una necesidad y no de un lujo, tanto para los que salen como los que se quedan es necesaria una atenta presencia pastoral. Además es necesario prestar un acompañamiento integral, capaz de aliviar las heridas del corazón y ofrecer un apoyo que restablezca la cultura del respeto y redescubrir el amor.3

¿Qué hemos hecho quienes seguimos las huellas de Jesús desde nuestra opción por una existencia mística y profética a favor de la vida?

6. “Fui forastero y me recibiste en tu casa” Mt 25,35

La Escritura nos revela un Dios misericordioso que manda a su Hijo -podríamos decir que en calidad de migrante- para que anuncie la buena noticia de la filiación y la fraternidad.

El Espíritu nos lanza a ser constructores de la historia, a dejar nuestras seguridades y a usar las riquezas carismáticas de nuestras espiritualidades para ser samaritanas y samaritanos de cuerpo entero.

El Congreso Internacional para la vida consagrada "excita nuestra imaginación y nos invita a lanzarnos a iniciativas nuevas, audaces, proféticas, fronterizas en el ámbito del mundo de Jesucristo a través de la inculturación, el diálogo interreligioso e interconfesional, la inserción de la opción por los pobres, por los últimos y excluidos".4

Esto será posible si en las hermanas y hermanos migrantes y en las personas que se quedan descubrimos el rostro sufriente de Cristo que tuvo hambre, sed, que fue forastero y encarcelado (cf. Mt 25,31-46).

Si la vida consagrada, a ejemplo de Jesús, viera al migrante como sujeto y promotor de una utopía capaz de generar un mundo más justo y fraterno, podríamos abrir nuestras casas a los que no tienen casa y promover acciones significativas que combatan la miseria, la exclusión y nos lleven a recuperar la dignidad de los hijos e hijas de Dios.

7. «A donde tu vayas iré yo» Rut 1,16b

El encuentro de Managua - como lo hemos insinuado más arriba - fue un momento evaluativo, iluminador y proyectivo. Los reportes de cada Conferencia nos hicieron ver luces, sombras y retos del camino recorrido, proyectándonos hacia el futuro. De ese trabajo rescatamos lo siguiente:

Luces:

- Hemos crecido en la conciencia y sensibilización de la complejidad del fenómeno.
- Hemos descubierto que existen religiosas y religiosos, laicos y laicas cristianos que ya trabajan en este campo.
- Hemos ido creando pequeñas redes: entre congregaciones, Conferencias Nacionales de religiosas y religiosos, algunas ONG’ y con las Conferencias Episcopales a través de la Pastoral de la Movilidad Humana en algunos países.
- En ciertos casos se ha reforzado la colaboración en parroquias y con grupos de laicos.
- Nadie, al parecer, esta hoy en la misma situación que cuando nos encontramos en México.

Sombras:

- Constatamos que aún no hemos integrado la reflexión sobre la migración en los programas de formación inicial y permanente de nuestras congregaciones.
- Descubrimos que no hay todavía una pastoral de conjunto que aborde con mayor profundidad y amplitud el fenómeno de la migración.
- ¿Por qué no hemos logrado una mayor incidencia?
- Aparte de que estamos al inicio de la reflexión, vemos que la vida consagrada es jalonada por tareas urgentes y emergentes y, por lo mismo, no logramos responder a todas las urgencias.
- Estamos instalados y, como Abraham, nos sentimos sin fuerzas para continuar el camino, las estructuras pesan mucho y las vocaciones son escasas.

La movilidad humana es un fenómeno complejo que pide una respuesta interdisciplinar y de todos los agentes religiosos, sociales, gubernamentales y eclesiales, pues faltan leyes que favorezcan al migrante y a las familias de los que se quedan; no hay suficiente cooperación entre las Conferencias de Religiosos/as y las Conferencias Episcopales; no hemos logrado un profetismo que denuncie los abusos y presente propuestas más integrales, etc.

Desafíos:

- Integrar en los planes de formación inicial y permanente la realidad de nuestros pueblos, concretamente el fenómeno de la migración.
- Buscar la manera de lograr proyectos intercongregacionales que respondan a esta necesidad.
- Llegar hasta las raíces, las causas y las consecuencias del problema migratorio y buscar acciones sistemáticas con los actores del mundo político, social y religioso que propicien un cambio de fondo, de manera que se lleguen a crear fuentes de trabajo que ayuden a nuestros pueblos a salir verdaderamente de la pobreza.
- Motivarnos a asumir nuestro papel profético de modo más decidido y en comunión con los diversos actores.

8. Compromisos.

Al término de la reunión, desafiados/as por el fenómeno en toda su amplitud: los que se van, los que se quedan, los que regresan, los que nunca regresan así como los aspectos concomitantes: económico, legal, social, político, psicológico, religioso, etc.

Por lo tanto, como Región Centro Americana y México, nos comprometemos a gestar acciones conjuntas que desde la realidad:
- que promuevan una mayor sensibilización y concientización,
- que integren este elemento en los programas de formación inicial y permanente,
- y que nos lleven a un compromiso de incidencia estructural.5

9. Conclusión.

Queridas hermanas y hermanos:

Al término de nuestra reunión, dedicada a reflexionar sobre los efectos de la migración en las/los que se quedan, como sucedió en México en 2007, nuestra visión se ha ampliado y en el corazón nos llevamos las penas y las tristezas, la utopía y las esperanzas de quienes viven en primera persona la migración.

Los efectos positivos existen: quienes se quedan, gracias al esfuerzo y al duro trabajo de los que se van, pueden tener un pan en su masa, una casa donde habitar y otros bienes necesarios para vivir.

El síndrome del abandono y los efectos que lo acompañan también existen: golpean con fuerza a los más débiles y posiblemente engendran una sociedad en donde falte la firmeza y la ternura porque cuando las figuras parentales están, de alguna manera, ausentes el corazón de los más débiles se hace rígido y quebradizo.

¿Qué toca aportar a la vida consagrada en esta hora para que la esperanza no muera?

Nos inspira Jesús que con ternura y decisión nos recuerda que Él ha vencido al mundo y que estará siempre con nosotros hasta el fin de los tiempos.

Nos fortalecen también sus palabras, pues creemos que el Espíritu nos revelará la verdad completa de todas estas cosas.

Nos enternece el recuerdo de «la mujer» fuerte al pié de la cruz y la memoria de la «madre» que acompaña a la Iglesia en su Pentecostés permanente.

María de Guadalupe, con su presencia tierna y dignificante, que impulsa a nuestro pueblo a ir a los diversos actores del momento, nos acompañe en los trabajos que emprenderemos hasta que nos reunamos nuevamente como Región Centro América y México en Costa Rica.

La paz sea con ustedes y con nuestros pueblos.
1 V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Documento Conclusivo, 402, 65, 393, etc.
2 Cf. El estudio presentado por el Dr. Néstor Avendaño durante nuestro encuentro, titulado Las remesas familiares en Nicaragua.
3 Cf. Estudios presentados por la Lic. Martha Olivia Gutiérrez Vega, La familia de las y los que se quedan y la Dra. Martha Lorena Tabeada, El síndrome del abandono.
4 Congreso Internacional de la Vida Consagrada.
5 Ver Plan Regional 2008-2009. Centro América y México. Vida consagrada ante el desafío de la migración. Opciones pastorales a favor de las/los se quedan en su tierra.

Labels: , ,

La bula del cardenal Humberto de Silva Candida

BULA DE EXCOMUNIÓN

La bula del cardenal Humberto de Silva Candida(1)

El recíproco extrañamiento entre la Iglesia latina y la Iglesia bizantina alcanzó un punto culminante en el año 1054. En este año los legados de León IX -Humberto de Silva Candida, Federico de Lorena y el obispo Pedro de Amalfi- que se encontraban en Constantinopla para superar el enfrentamiento con el patriarca Miguel el Cerulario, entraron en la basílica de Santa Sofía mientras en ella se celebraba la liturgia eucarística y depositaron sobre el altar mayor una solemne bula de excomunión. El documento cuya traducción damos a continuación es precisamente esa bula de excomunión. Como complemento de este documento véase – al final - la declaración conjunta realizada por el Papa Pablo VI y el patriarca de Constantinopla Atenágoras I al finalizar el Concilio Vaticano II en 1965

-----------

Humberto, por la gracia de Dios cardenal obispo de la santa Iglesia romana; Pedro, arzobispo de los amalfitanos; Federico, diácono y canciller, a todos los hijos de la Iglesia católica.

La Santa Sede apostólica romana, primera de todas las sedes, a la cual, en su calidad de cabeza, compete más especialmente la solicitud de todas las Iglesias, se ha dignado enviarnos como sus apocrisarios [embajadores] a esta ciudad imperial para procurar la paz y la utilidad de la Iglesia, para ver si eran fundadas sobre la verdad las voces que desde una ciudad tan importante habían llegado a sus oídos con insistencia. Ante todo que los gloriosos emperadores, el clero y el pueblo de esta ciudad de Constantinopla, y toda la Iglesia católica, sepan que nosotros hemos encontrado aquí un fuerte motivo de alegría en el Señor y un gran motivo de tristeza al mismo tiempo. En efecto, por lo que respecta a las columnas del Imperio y a sus ciudadanos sabios y honorables, la ciudad es cristianísima y ortodoxa. Pero en cuanto a Miguel, a quien se da abusivamente el título de Patriarca, y a los partidarios de su extravío, ellos siembran cada día en su seno una abundante cizaña de herejías. Como los simoníacos, venden el don de Dios; como los valesianos, hacen eunucos a sus huéspedes para después elevarlos no sólo a la clericatura, sino incluso al episcopado; como los arrianos rebautizan a aquellos que han sido bautizados en el nombre de la santa Trinidad, y sobre todo a los latinos; como los donatistas, afirman que fuera de la Iglesia griega han desaparecido del mundo entero la verdadera Iglesia de Cristo, el verdadero sacrificio y su verdadero bautismo; como los nicolaítas, permiten a los ministros del santo altar el contraer matrimonio y reivindican para ellos tal derecho; como los severianos, declaran maldita la ley de Moisés; como los pneumatómacos, han suprimido del Símbolo la procesión del Espíritu Santo a filio (del Hijo); como los maniqueos, declaran entre otras cosas que el pan fermentado está animado; como los nazarenos, dan tal importancia a la pureza legal de los judíos que rehúsan bautizar a los niños antes del octavo día, incluso si están en peligro de muerte; rehúsan la comunión o, si todavía son paganas, el bautismo a las mujeres en los días que siguen al parto o en los períodos de sus reglas, incluso si se encuentran en el mismo peligro de muerte; además, dejándose crecer la barba y los cabellos, rehúsan la comunión a quienes, siguiendo la costumbre de la Iglesia romana, se afeitan la barba y se cortan el pelo. Después de haber recibido las admoniciones escritas de nuestro Señor el papa León(2), por todos estos errores y otros muchos actos culpables, Miguel ha desdeñado arrepentirse. Además, a nosotros, los legados, que con perfecto derecho queríamos poner un término a tan graves abusos, ha rehusado concedernos audiencia y nos ha prohibido decir la misa en las Iglesias. Con anterioridad a esto, había ordenado el cierre de las Iglesias de los latinos, a los que trataba de acimitas(3) y perseguía por todas partes, de palabra y de obra, llegando a anatematizar a la sede apostólica en sus hijos y osando atribuirse el título de patriarca ecuménico contra la voluntad de esta misma Santa Sede. Por eso, no pudiendo soportar estas injurias inauditas y estos ultrajes dirigidos a la primera Sede apostólica y viendo que con ello la fe católica recibía múltiples y graves daños, por la autoridad de la Trinidad santa e indivisible, de la Sede apostólica de la que somos embajadores, de todos los santos Padres ortodoxos de los siete concilios y de toda la Iglesia católica, firmamos contra Miguel y sus partidarios el anatema que nuestro reverendísimo Papa había pronunciado contra ellos en el caso de que no se arrepintieran.

Que Miguel el neófito, que lleva abusivamente el título de patriarca, a quien sólo un temor humano ha obligado a revestir el hábito monástico y que es actualmente objeto de las más graves acusaciones, y con él León que se dice obispo de Acrida, y el canciller de Miguel Constantino(4), quien ha pisoteado sacrílegamente el sacrificio de los latinos, y todos aquellos que los siguen en los antedichos errores y presuntuosas temeridades, que todos ellos caigan bajo el anatema, Maranatha, con los simoníacos, valesianos, arrianos, donatistas, nicolaítas, severianos, pneumatómacos, maniqueos y nazarenos y con todos los herejes, más aún, con el diablo y sus ángeles, a menos que se conviertan. Amén, amén, amén.

Quien se obstine en atacar la fe de la santa Iglesia romana y su sacrificio, sea anatema, Maranatha, y no sea considerado como cristiano católico, sino como hereje procimita(5). Fiat, fiat, fiat.

Notas

1. Traducción tomada de Enchiridion Vaticanum, II (= Documenti ufficiali della Santa Sede 1963-1967), Boloña s. f., 501-503. Corregida a partir de la traducción que se ofrece en Concilium 17 (1966) 496-497. Texto latino en PL 143, 1001-1004.
2. Se refiere al papa León IX (1049-1054), cuyo nombre de pila era Bruno y que después de haber sido obispo de Toul, ocupó la Sede de Pedro a instancias del emperador Enrique II.
3. Los orientales, para celebrar la Eucaristía usan pan fermentado, los latinos, en cambio, usan panes "ácimos" de aquí la acusación de "acimitas" que les lanzan los orientales.
4. La traducción griega dice: Nicéforo.
5. Esta palabra debe ser la contrarréplica de Humberto a la acusación que los orientales lanzaban a los latinos, a saber, de ser acimitas o sea defensores del pan ácimo; así, procimitas vendría a designar a los defensores del pan fermentado.

Labels: ,

ACTO SINODAL DEL 24 DE JULIO DEL 1054

ACTO SINODAL DEL 24 DE JULIO DEL 1054(1)
PRESIDIDO POR EL PATRIARCA DE CONSTANTINOPLA
MIGUEL CERULARIO (Cf. Mansi, XIX, 811-812)

El documento cuya traducción damos a continuación es un extracto de las actas del sínodo de julio del 1054 en el que el patriarca de Constantinopla Miguel el Cerulario procedió a excomulgar a los legados del papa León IX: Humberto de Silva Candida, Federico de Lorena y Pedro de Amalfi. Dicha excomunión era respuesta a la que a su vez habían fulminado dichos legados el 16 de julio anterior.

Ambos hechos son testimonio del estado de mutua incomprensión en que ambas partes de la Iglesia habían caído. Siglos de diferencias culturales, teológicas y disciplinares desembocaron en este hecho doloroso que tiene consecuencias hasta el día de hoy. Como complemento de este documento véase la declaración conjunta realizada por el Papa Pablo VI y el patriarca de Constantinopla Atenágoras I al finalizar el Concilio Vaticano II en 1965


El demonio pérfido e impío, no ha tenido bastante con los males que ha procurado. Por eso, con innumerables fraudes ha engañado al género humano antes de la venida del Señor y también después, continúa enredando a aquellos que le creen... Así pues, en estos días, unos hombres impíos y execrables, hombres venidos de las tinieblas, han llegado a esta ciudad conservada por Dios, desde la cual, como de un manantial, brotan las fuentes de la ortodoxia. Estos hombres, como el rayo, como un vendaval, como granizo han querido pervertir la recta razón con la confusión de los dogmas.

Nos han herido a nosotros, los ortodoxos, acusándonos entre otras cosas de que no nos afeitamos la barba como ellos, que no nos separamos de los presbíteros casados, antes bien recibimos la comunión con ellos. Además nos acusan porque no adulteramos, como ellos, el sacrosanto símbolo [de la fe] y no decimos, como ellos, que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo... De hecho, [ellos] afirman que el Espíritu procede no del Padre solamente, sino también del Hijo [Filioque] sin haber podido sin embargo recabar esta voz de los evangelistas, o derivar este dogma blasfemo de algún sínodo ecuménico.

Actuaron pues desvergonzadamente contra la ortodoxa Iglesia de Dios porque no han venido de la antigua Roma -como decían- sino de otra parte, y de ningún modo habían sido enviados por el papa. Más aún, se ha descubierto que los sellos de las cartas que traían eran falsos.

Nuestra humildad, no pudiendo permitir que tanta audacia y desvergüenza quedase impune, ha hablado de este asunto al fuerte y santo emperador.

El 24 de julio, día en el cual según costumbre debe hacerse una exposición sobre el quinto Concilio(2), este escrito impío fue de nuevo condenado con el anatema, en presencia de la multitud, así como también [fueron condenados] aquellos que lo habían publicado y escrito, o de una manera u otra, le habían dado su consentimiento o su estímulo.

Sin embargo, para perpetuo deshonor y permanente condena de aquellos que habían lanzado tales blasfemias contra nuestro Dios, el texto original de este escrito impío y execrable, redactado por impíos, no fue quemado, sino guardado en los archivos.

Sépase además que el vigésimo día del mismo mes, día en el cual fueron condenados con el anatema todos aquellos que blasfemaban contra la fe ortodoxa, estaban presentes todos los metropolitas y obispos que temporalmente residían en la ciudad, en compañía de aquellos otros dignatarios que se sientan con Nos.

Notas

1. Esta es la Respuesta de Miguel Cerulario a la bula de excomunión que el 16 de julio del 1054 le fulminara el card. Humberto de Silva Cándida, legado del papa León IX. El texto que presento aquí ha sido traducido a partir del que se ofrece en Enchiridion Vaticanum, II (= Documenti ufficiali della Santa Sede 1963-1967), Boloña, s. f., 503.
2. Se refiere al Concilio Constantinopolitano II del año 553, en el que se intentó dar solución al asunto de "los tres capítulos", problema que generó el así llamado "cisma acaciano".

Labels: ,

Declaración conjunta del Papa Pablo VI y el Patriarca de Constantinopla Atenágoras I

Jerusalén - entrevista del 5 de enero de 1964 [1]

El Patriarca comienza la entrevista en Inglés.

El papa dice:
entiendo el inglés pero no lo hablo fluidamente

Athenágoras:
Entonces hablemos francés.

Pablo VI:
Así será más fácil para mí.... quiero comunicarle toda mi alegría, mi emoción. Verdaderamente pienso que es un momento en que vivimos en presencia de Dios.

A: En presencia de Dios, lo repito

P: Y no tengo otro pensamiento que el de hablar con Dios mientras hablo con Ud. Estoy muy bien, su Santidad.

A: profundamente emocionado. Las lágrimas me vienen a los ojos.

P: Y como es verdaderamente un momento de Dios, hay que vivirlo con toda la intensidad, toda la verdad, todo el deseo de seguir adelante (Athenágoras: .... por los caminos de Dios).

P: ¿Tiene su Santidad alguna idea, algún deseo, al cual yo pudiera corresponder?

A: Tenemos el mismo deseo....

P: Así es, nosotros somos dos caminos que quizás van a encontrarse.

A: Tenemos el mismo deseo. Ni bien leí en los diarios que ud. había decidido visitar este país, inmediatamente se me ocurrió que nos encontrásemos aquí y estaba seguro que recibiría, de su Santidad la respuesta.... (Pablo VI: afirmativa) afirmativa, ya que confío en su Santidad. Yo lo veo, yo lo veo, sin querer adularlo, en los Hechos de los apóstoles, yo lo veo en las Cartas de San Pablo, de quien Ud. toma su nombre, yo lo veo aquí, si yo lo veo.

P: Le hablo como hermano: sepa que tengo la misma confianza en Ud. Pienso que la Providencia lo eligió a Ud. para continuar esta historia.

A: Yo pienso que la Providencia lo eligió a Ud. para abrir el camino de su predecesor.

P: La Providencia nos eligió para que nos entendiésemos.

A: Los siglos lo esperaban, para este día, este gran día... qué alegría... en esta pequeña pieza. Qué alegría había en el Sepulcro, qué alegría había en el Gólgota, qué alegría en el camino que Ud. hizo ayer. [el Vía crucis]

P: Estoy de tal manera rebosante de impresiones que hará falta mucho tiempo para dejar que se calmen (sonrisa) e interpretar toda esta riqueza de emociones que tengo en mi espíritu. Pero quiero aprovechar este momento para expresarle la lealtad absoluta con la cual siempre trataré con Ud.

A: Digo lo mismo.

P: nunca le ocultaré la verdad

A: Siempre tendré confianza.

P: No tengo ningún deseo de decepcionarlo, de abusar de su buena voluntad. No deseo otra cosa que seguir el camino de Dios.

A: Tengo una confianza absoluta en Su Santidad. Absoluta, absoluta. Siempre tendré confianza, siempre estaré de su lado.

P: Para no faltar a merecerla, ahora sepa Su Santidad que rezaré todos los días por Ella y por las intenciones que tenemos en común para el bien de la Iglesia.

A: Dado que tenemos este gran momento, estaremos juntos. Caminaremos juntos.... Ver a Su Santidad, a su Gran Santidad enviada por Dios, sí, el papa de gran corazón. ¿Ud. sabe cómo lo llamo? megalo-kardos, el papa de gran corazón.

P: Nosotros somos pequeños instrumentos

A: Es necesario ver las cosas así.

P: Cuanto más pequeños somos, somos mejores instrumentos, es decir que la acción de Dios debe prevalecer (Athenágoras: prevalecer) y ser la dueña de todas nuestras acciones. Por mi parte, vivo en la docilidad, en el deseo de ser lo más obediente a la voluntad de Dios, y de ser hacia ud. Santidad, hacia sus hermanos, hacia su medio, lo más comprensivo posible.

A: Lo creo, sin pedirlo, lo creo.

P: Yo se que es difícil, yo se que hay dificultades, que hay una psicología pero se también.... (Athenágoras: por ambos lados), que hay una gran rectitud y el deseo de amar a Dios, de servir a la causa de Jesucristo. Es sobre esto que yo tengo confianza.

A: En esto tengo confianza, junto, juntos....

P: No se si es el momento, pero veo lo que haría falta, es decir estudiar (Athenágoras: estudiar) juntos o designar a alguien.

A: Si, de ambos lados.

P: Me gustaría conocer cual es la idea de su Santidad, de su Iglesia sobre la constitución de la Iglesia. Es el primer paso.

A: Seguiremos sus opiniones.

P: Le diré lo que creo, que es lo exacto, lo que deriva del Evangelio y de la voluntad de dios y de la auténtica tradición. Le diré. Si hay puntos que no coinciden con su idea de la constitución de la Iglesia....

A: Lo mismo de mi parte.

P: Discutiremos, buscaremos encontrar la verdad.

A: Lo mismo de nuestra parte y estoy seguro que siempre estaremos juntos.

P: Yo espero, yo pienso, que quizás será más fácil que lo que uno piensa. Hay 2 o 3 puntos de doctrina en los que hemos evolucionado ya que se ha progresado en su estudio y que querría explicar - a su criterio si le parece - a sus teólogos el porqué de esto, sin poner en esto nada de artificial ni accidental sino lo que creemos, es el pensamiento auténtico (Athenágoras: en el amor de Jesucristo). Y otra cosa que parece secundario pero que tiene su importancia: todo lo referente a la disciplina, los honores, las prerrogativas, estoy bien dispuesto a escuchar lo que Su Santidad crea lo mejor.

A: Lo mismo de mi parte

P: Ninguna cuestión de prestigio, de primacía que no sea la que ha sido fijada por Cristo; pero en lo que hace a honores, privilegios, nada de eso. Veamos lo que Cristo nos pide y que cada uno tome su posición pero no con parámetros humanos de prioridad, de elogios, de ventajas, sino de servicio.

A: Cómo me es Ud. querido en lo más profundo de mi corazón....!!



Declaración Conjunta(2)
7 de diciembre de 1965

La declaración conjunta de S. S. Pablo VI y de S. B. el patriarca Atenágoras I fue leída en francés en la sesión pública conciliar del 7 de diciembre y al mismo tiempo en el Fanar – barrio griego - del Patriarcado de Constantinopla.

Llenos de agradecimiento hacia Dios por la gracia que, en su misericordia les otorgó de encontrarse fraternalmente en los sagrados lugares en los que, por la muerte y la resurrección de Cristo, se consumó el misterio de nuestra salvación y por la efusión del Espíritu Santo, nació la Iglesia, el Papa Pablo VI y el patriarca Atenágoras I, no han olvidado el proyecto que cada uno por su parte concibió en aquella ocasión de no omitir en adelante gesto alguno de los que inspira la caridad y que sean capaces de facilitar el desarrollo de las relaciones fraternales entre la Iglesia católica romana y la Iglesia ortodoxa de Constantinopla, inauguradas en esa ocasión. Están persuadidos de que de esta forma responden al llamamiento de la gracia divina que mueve hoy a la Iglesia católica romana y a la Iglesia ortodoxa y a todos los cristianos a superar sus diferencias a fin de ser de nuevo "uno" como el Señor Jesús lo pidió para ellos a su Padre. Entre los obstáculos que entorpecen el desarrollo de estas relaciones fraternales de confianza y estima figura el recuerdo de las decisiones, actos e incidentes penosos que desembocaron en 1054, en la sentencia de excomunión pronunciada contra el patriarca Miguel Cerulario y otras dos personalidades por los legados de la sede romana, presididos por el cardenal Humberto, legados que fueron a su vez objeto de una sentencia análoga por parte del patriarca y el sínodo constantinopolitano.

No se puede hacer que estos acontecimientos no hayan sido lo que fueron en este período particularmente agitado de la historia. Pero hoy, cuando se ha emitido sobre ellos un juicio más sereno y justo, es importante reconocer los excesos con que han sido enturbiados y que han dado lugar ulteriormente a consecuencias que, en la medida en que nos es posible juzgar de ello, superaron las intenciones y previsiones de sus autores, cuyas censuras se referían a las personas en cuestión y no a las Iglesias y no pretendían romper la comunión eclesiástica entre las sedes de Roma y Constantinopla.

Por eso, el Papa Pablo VI y el patriarca Atenágoras I y su Sínodo, seguros de expresar el deseo común de justicia y el sentimiento unánime de caridad de sus fieles y recordando el precepto del Señor: "Cuando presentas tu ofrenda en el altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano" (Mt. 5, 23-24), declaran de común acuerdo:

a) Lamentar las palabras ofensivas, los reproches infundados y los gestos condenables que de una y otra parte caracterizaron a acompañaron los tristes acontecimientos de aquella época.

b) Lamentar igualmente y borrar de la memoria y de la Iglesia las sentencias de excomunión que les siguieron y cuyo recuerdo actúa hasta nuestros días como un obstáculo al acercamiento en la caridad relegándolas al olvido.

c) Deplorar, finalmente, los lamentables precedentes y los acontecimientos ulteriores que, bajo la influencia de diferentes factores, entre los cuales han contado la incomprensión y la desconfianza mutua, llevaron finalmente a la ruptura efectiva de la comunión eclesiástica.

El Papa Pablo VI y el patriarca Atenágoras I con su Sínodo son conscientes de que este gesto de justicia y perdón recíproco no puede bastar para poner fin a las diferencias antiguas o más recientes que subsisten entre la Iglesia católica romana y la Iglesia ortodoxa de Constantinopla y que, por la acción del Espíritu Santo, serán superadas gracias a la purificación de los corazones, al hecho de deplorar los errores históricos y una voluntad eficaz de llegar a una inteligencia y una expresión común de la fe apostólica y de sus exigencias.

Sin embargo, al realizar este gesto, esperan sea grato a Dios, pronto a perdonarnos cuando nos perdonamos los unos a los otros y esperan igualmente que sea apreciado por todo el mundo cristiano, pero sobre todo por el conjunto de la Iglesia católica romana y la Iglesia ortodoxa, como la expresión de una sincera voluntad común de reconciliación y como una invitación a proseguir con espíritu de confianza, de estima y de caridad mutuas, el diálogo que no lleve con la ayuda de dios a vivir de nuevo para el mayor bien de las almas y el advenimiento del Reino de Dios, en la plena comunión de fe, de concordia fraterna y de vida sacramental que existió entre ellas a lo largo del primer milenio de la vida de la Iglesia.

Notas

[1]. Texto en francés en: Wenger, Antoine, Les trois Rome, Desclée de Brouwer (Paris 1991) 145-147.
[2]. El texto apareció en su versión francesa en «L'Osservatore Romano» del 8 de diciembre de 1965. Puede consultarse también en: Dvornik, Francis, La separación entre Roma y Constantinopla en 1054 y el acontecimiento del 7-XII-1965, en: «Concilium»17 (1966) 484-504.

© Fernando Gil - Ricardo Corleto, 1998-2004
© Pontificia Universidad Católica Argentina, 2004

Todos los derechos reservados

Este texto electrónico forma parte de los Documentos para el estudio de la Historia de la Iglesia Medieval una colección de textos del dominio público y de copia permitida relacionados a la historia de la Iglesia Medieval.

Salvo indicación contraria, esta forma específica de documento electrónico está amparada bajo derechos de autor. Se otorga permiso para hacer copias electrónicas, su distribución en forma impresa para fines educativos y uso personal. Si se reduplica el documento, indique la fuente. No se otorga permiso alguno para usos comerciales.

Labels: ,

Nota de clarificación sobre el libro de José Antonio Pagola

Nota de clarificación sobre el libro de José Antonio Pagola, Jesús. Aproximación histórica (PPC, Madrid 2007, 544 pp.)
viernes, 27 de junio de 2008

PRESENTACIÓN

1. En octubre de 2007 se publicó la primera edición de la obra del Rvdo. Sr. D. José Antonio Pagola, Jesús. Aproximación histórica, PPC, Madrid 2007, 544pp. En apenas seis meses conoció ocho ediciones, con decenas de miles de ejemplares vendidos. A su creciente difusión ha acompañado una reacción de preocupación entre muchos lectores, confundidos ante planteamientos y conclusiones no siempre compatibles con la imagen de Jesús que presentan los evangelios, y que ha sido custodiada y transmitida con fidelidad por la Iglesia desde la época apostólica hasta nuestros días. La confusión provocada por tales planteamientos hace necesaria la presente Nota de clarificación.

2. Con esta Nota no se pretende juzgar las intenciones subjetivas del Autor y menos aún su trayectoria sacerdotal. La revisión del libro que el Autor ha aceptado emprender no excluye la clarificación sobre las razones que la han hecho necesaria. De este modo respondemos a nuestra obligación de ayudar a los miles de lectores de la primera versión a hacerse un juicio de la misma conforme con la doctrina católica. Esta clarificación se centrará en algunas cuestiones de tipo metodológico y doctrinal [01].

3. Desde el punto de vista metodológico, tres son las deficiencias principales de la obra Jesús. Aproximación histórica:

a) la ruptura que, de hecho, se establece entre la fe y la historia;
b) la desconfianza respecto a la historicidad de los evangelios; y,
c) la lectura de la historia de Jesús desde unos presupuestos que acaban tergiversándola.

Las deficiencias doctrinales pueden resumirse en seis:

a) presentación reduccionista de Jesús como un mero profeta;
b) negación de su conciencia filial divina;
c) negación del sentido redentor dado por Jesús a su muerte;
d) oscurecimiento de la realidad del pecado y del sentido del perdón;
e) negación de la intención de Jesús de fundar la Iglesia como comunidad jerárquica; y,
f) confusión sobre el carácter histórico, real y trascendente de la resurrección de Jesús.


1 CUESTIONES METODOLÓGICAS

a) Ruptura entre fe e investigación histórica

4. Los escritos del Nuevo Testamento son, ciertamente, documentos de fe, pero «no [por ello] son menos atendibles, en el conjunto de sus relatos, como testimonios históricos» [02]. Los autores sagrados no se han limitado a poner por escrito sus experiencias subjetivas en torno a Jesús, ni tampoco han recreado a la luz de la Pascua una figura diferente de la que aconteció en la historia. La verdad del relato evangélico se fundamenta tanto en la asistencia del Espíritu Santo (inspiración) como en el testimonio histórico directo: Lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos (1 Jn 1, 3). Por eso la Iglesia no ha dejado nunca de confiar en la historicidad de los relatos evangélicos: «La Santa Madre Iglesia firme y constantemente ha creído y cree que los cuatro referidos Evangelios, cuya historicidad afirma sin vacilar, comunican fielmente lo que Jesús Hijo de Dios, viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente para la salvación de ellos, hasta el día que fue levantado al cielo». [03] La historicidad del testimonio evangélico no queda alterada porque se haya realizado con «aquella crecida inteligencia» [04] nacida de la Pascua, pues los autores sagrados, aún dejando su propia impronta, «siempre nos comunicaban la verdad sincera acerca de Jesús». [05]

5. En la obra que nos ocupa:

— se asume acríticamente una ruptura entre la investigación histórica sobre Jesús y la fe en Él, entre el llamado "Jesús histórico" y el "Cristo de la fe", dando la impresión de que la fe carece de un fundamento histórico sólido. Ahora bien, si la fe de la Iglesia no tiene su fundamento en la historia, entonces el cristianismo deriva en ideología; [06]
— parece sugerirse que para reconstruir la figura histórica de Jesús haya que prescindir de la fe, bien porque la lectura creyente de la historia sea simplemente una más entre otras posibles, bien porque se piense que la fe conduce a una deformación de la historia. [07]

6. Sorprende también comprobar cómo en esta obra se citan con igual autoridad escritos canónicos y apócrifos (cf. p. ej. pp. 92-95). La consecuencia inevitable es la confusión sobre el valor histórico de las fuentes empleadas, así como la asunción acrítica del prejuicio liberal que considera la fe y su formulación (el dogma) como una adulteración del auténtico dato histórico. No podemos olvidar que la fijación del Canon tuvo como objetivo custodiar el testimonio auténtico sobre Jesús preservándolo de posteriores interpretaciones adulteradas. La fe apostólica no inventó la historia de Jesús, sino que la custodió, convirtiéndose en la garantía de su autenticidad. El criterio para discernir, custodiar y transmitir la autenticidad de lo atestiguado fue su conformidad con la predicación de los apóstoles. Por eso, quien prescinde de la fe apostólica se cierra a una auténtica aproximación histórica a Jesús.

b) Desconfianza en la historicidad de los Evangelios

7. También son frecuentes en el libro las referencias al carácter no histórico de muchas de las escenas evangélicas (cf. p.ej. pp. 39, n.2; 206; 215, n. 12; 336-337; 349, n. 42; 363-364; 368; 377; 379; 429; 432) o a la dificultad para determinar si describen acontecimientos reales o invenciones de los evangelistas (cf. pp. 372-373). Se podría decir que, para el Autor, la desconfianza frente al dato de los evangelios es una condición para proceder con rigor en la investigación histórica. Esta desconfianza es consecuencia de la ruptura que se establece entre Jesús mismo (su vida y enseñanza) y el testimonio que sus seguidores dieron de Él (cf. p. 118, n.9).

c) Aproximación a la historia desde presupuestos ideológicos

8. La reconstrucción histórica realizada por el Autor alterna datos supuestamente históricos con recreaciones literarias inspiradas en la mentalidad actual, [08] adoptando, además, el análisis propio de la lucha de clases para describir el entorno familiar, social, económico, político y religioso. El objetivo de esta descripción es situar la actividad de Jesús y su predicación del Reino en un horizonte preferentemente terreno. [09] Así, al uso selectivo de los estudios utilizados en la redacción del libro le corresponde una utilización igualmente selectiva de las fuentes. Los relatos evangélicos son adaptaciones posteriores cuando desmienten la propia tesis; son históricos cuando concuerdan con ella.


2. CUESTIONES DOCTRINALES

9. El objetivo del libro Jesús. Aproximación histórica es aproximarse a la figura de Jesús desde el punto de vista histórico. El Autor desea responder a la pregunta «¿Quién fue Jesús?» (p. 5), para «saber quién está en el origen de mi fe cristiana» (p. 5).

a) ¿Quién es Jesús de Nazaret?

10. Para el Autor, el Jesús que realmente aconteció en la historia, es, ante todo, un profeta. Los capítulos 3º ("Buscador de Dios") y 11º ("Creyente fiel") son muy esclarecedores. Ciertamente, la obra comienza afirmando que «Jesús es la encarnación de Dios», el «hombre en el que Dios se ha encarnado» (p. 7). Esas afirmaciones aparecen también al exponer lo que los seguidores de Jesús, una vez resucitado, predican sobre Jesús. Pero conviene advertir que para el Autor todos estos modos de hablar de Jesús pertenecen a los discípulos, quienes, después de la Pascua, han buscado el nombre para Jesús acudiendo, unas veces, a la tradición judía, y, otras, a la terminología presente en el mundo pagano. [10]

b) La conciencia filial de Jesús de Nazaret

11. Tan importante como determinar la autenticidad histórica del testimonio es determinar si el Jesucristo de la profesión de fe, realizada bajo la acción del Espíritu Santo, es conforme a la pretensión del Jesús que vivió en un determinado momento histórico. Si Jesús no se presentó a sí mismo como Dios y como Hijo de Dios, ni reclamó para sí la fe que reclamó para el Padre, la posterior confesión de fe de los apóstoles no fue más que una interpretación exagerada y, en cuanto tal, deformadora de su maestro, formulada a partir de una Pascua que ya no se sabe lo que es. La conciencia que Jesús tenía de sí y de su misión es inseparable de la verdad histórica contenida en la profesión de fe. Sin la verdad histórica, la profesión de fe se convierte en mito. Pues bien, el Autor escribe a este respecto: «En ningún momento [Jesús] manifiesta pretensión alguna de ser Dios... Tampoco se le condena por su pretensión de ser el "Mesías" esperado... al parecer, Jesús nunca se pronunció abiertamente sobre su persona» (p. 379). Esta afirmación contradice el dato histórico recogido en el testimonio evangélico, custodiado y transmitido por la Iglesia apostólica. Jesús, en efecto, es Dios, sabe que es Dios y habla continuamente de ello. [11]

12. Para el Autor, que Jesús sea Hijo de Dios es una afirmación «de carácter confesional» (p. 303) que no tiene su origen en el Jesús de la historia. La respuesta a la pregunta "¿Quién es Jesús?" «solo puede ser personal» (p. 463). Presentado Jesús principalmente como un profeta, no extraña el silencio sobre su concepción virginal, la afirmación sobre los "hermanos" de Jesús en sentido propio y real (cf. p. 43, n.11), la negación de su conciencia filial y mesiánica, la explicación meramente natural de los milagros (curaciones y exorcismos), o el vaciamiento de contenido salvífico del lenguaje sobre la muerte y la resurrección.

c) El valor redentor de la muerte de Jesús

13. El Autor afirma que el empeño fundamental de Jesús habría sido «despertar la fe en la cercanía de Dios luchando contra el sufrimiento» (p. 175). El rasgo principal de Dios mostrado por Jesús ha sido la compasión. Aunque se habla extensamente de este rasgo, en el libro la compasión no pasa de ser un sentimiento noble hacia los más desfavorecidos, pero no es, en sentido estricto, un padecer con ellos y por ellos, en favor y en lugar de ellos. Y es que, para el Autor, Jesús no dio ni a su vida ni a su muerte un sentido sacrificial y redentor (cf. pp. 350-351). Si Jesús no ha dado a su vida y a su muerte un sentido redentor, entonces también la compasión se vacía de su contenido originario. [12]

14. En esta misma línea, la última cena se presenta como una solemne cena de despedida, con gestos simbólicos, cuya finalidad es que sus seguidores le recuerden en el futuro. Con el pan y con el vino realizó unos gestos proféticos, «compartidos por todos», convirtiendo «aquella cena de despedida en una gran acción sacramental, la más importante de su vida, la que mejor resume su servicio al reino de Dios... Quiere que sigan vinculados a él y que alimenten en él su esperanza. Que lo recuerden siempre entregado a su servicio» (p. 367). Las palabras Haced esto en memoria mía (1 Cor 11, 24; Lc 22, 21) «no pertenecen a la tradición más antigua. Probablemente provienen de la liturgia cristiana posterior, pero sin duda ese fue el deseo de Jesús» (p. 367, n. 85)[13]. La cena es para que sus seguidores recuerden siempre a Jesús. «Repitiendo aquella cena podrán alimentarse de su recuerdo y su presencia» (p. 367).

d) La redención como liberación del pecado

15. La concepción reduccionista de la obra redentora de Jesucristo se descubre también en el silencio sobre la realidad del pecado. La razón de este silencio está en la contraposición establecida entre Juan el Bautista y Jesús: la misión del primero «está pensada y organizada en función del pecado... Por el contrario, la preocupación primera de Jesús es el sufrimiento de los más desgraciados» (p. 174). Eso explica que para el Autor, Satán sea un símbolo del mal (p. 98), «la personificación de ese mundo hostil que trabaja contra Dios y contra el ser humano» (p. 98). Para el Autor, hablar de "Satán" es una forma mítica de simbolizar toda forma de mal. [14]

16. De ello se deduce también el modo en que el Autor entiende el perdón. «A estos pecadores que se sientan a su mesa, Jesús les ofrece el perdón envuelto en acogida amistosa. No hay ninguna declaración; no les absuelve de sus pecados; sencillamente los acoge como amigos» (p. 205). La conversión es irrelevante (porque "el perdón es gratuito") y las "declaraciones" de perdón de los pecados por parte de Jesús, no se consideran auténticas, porque en esas fórmulas «Dios aparece como un "juez"» (p. 206), y no es eso lo que Jesús revela con su "perdón-acogida". Jesús habría practicado un "perdón-acogida", pero no un "perdón-absolución". Por más que se hable de acogida, al final el Autor se aproxima más a una "acogida impuesta", que hace irrelevante la respuesta libre del hombre. [15]

e) Jesús y la Iglesia

17. Según el Autor, Jesús no tuvo intención de crear un grupo organizado y jerárquico, sino que quiso poner en marcha un movimiento de hombres y mujeres, salidos del pueblo y unidos a él, «para que ayuden a los demás a tomar conciencia de la cercanía salvadora de Dios» (p. 269). Jesús ve a todos sus seguidores como una familia (cf. p. 290). Nadie ejercerá en su grupo un poder dominante. Tampoco hay diferencias jerárquicas entre varones y mujeres (cf. pp. 291-292). [16]

f) La resurrección de Jesús

18. Al presentar la resurrección de Jesús, el Autor, aunque afirma que es un hecho histórico y real, interpreta esta historicidad en un sentido que no es conforme con la enseñanza de la Iglesia, pues la entiende como algo que acontece en el corazón de los discípulos. [17] Tampoco es conforme con la fe de la Iglesia su modo de entender la resurrección del cuerpo de Jesús y su explicación de la continuidad entre el cuerpo crucificado y muerto, y el resucitado (cf. p. 433). Aunque afirma que la resurrección es algo que le pasa a Jesús, se niega la referencia a su cuerpo real y se explica como la convicción de los discípulos de que "Dios le ha llenado de vida", sin que se explique qué quiere decir con eso. [18]

3. CONCLUSIÓN

19. Teniendo en cuenta cuanto se lleva dicho, se puede afirmar que el Autor parece sugerir indirectamente que algunas propuestas fundamentales de la doctrina católica carecen de fundamento histórico en Jesús. Este modo de proceder es dañino, pues acaba deslegitimando la enseñanza de la Iglesia al carecer –según el Autor- de enraizamiento real en Jesús y en la historia. En el libro no se quiere negar esa enseñanza pero, de hecho, se muestra infundada.

20. En el origen de las cuestiones señaladas se encuentran dos presupuestos que condicionan negativamente la obra: la ruptura entre la investigación histórica de Jesús y la fe en Él, y la interpretación de la Sagrada Escritura al margen de la Tradición viva de la Iglesia. El Autor parece dar a entender que, para mostrar la historia se debe dejar de lado la fe, logrando como resultado una historia que es incompatible con la fe. El problema no está sólo en pensar que se debe prescindir de la fe para saber históricamente quién fue Jesús (éste es un prejuicio erróneo mantenido también por numerosos exegetas que se dicen católicos), [19] sino sobre todo –dado que el libro quiere ser una "aproximación histórica"- en reconstruir una historia, a partir de un uso arbitrario de los evangelios, que resulta incompatible con la fe. Si el "Jesús histórico" que muestra el Autor es incompatible con el Jesús de la Iglesia, no es porque ésta haya inventado, con el pasar del tiempo, a un Jesús diferente del que aconteció, sino porque la "historia" que se propone es una historia falseada, aunque ésa, ciertamente, no sea su intención. El Autor se sirve en esta obra de investigaciones que mayoritariamente se encuentran fuera de la Tradición, tanto por sus presupuestos metodológicos (asumidos acríticamente), como por sus conclusiones. Los resultados a los que llega son la derivación lógica de su punto de partida. [20]

21. La rápida difusión de la obra Jesús. Aproximación histórica demuestra que, junto a los aspectos deficientes señalados, posee otros positivos que hacen agradable su lectura. En una presentación histórica sobre la figura de Jesús es deseable que se armonice el rigor científico con el lenguaje sencillo y divulgativo. Sin embargo, cuando la apariencia de rigor oculta deficiencias metodológicas y doctrinales, la fluidez literaria causa confusión y siembra dudas. El fin de esta Nota no es otro que despejar la confusión y las dudas, y reiterar con el autor de la Carta a los Hebreos: Ayer como hoy, Jesucristo es el mismo y lo será siempre. No os dejéis seducir por doctrinas varias y extrañas. Mejor es fortalecer el corazón con la gracia que con alimentos que nada aprovecharon a los que siguieron ese camino (Hb 13, 8-9).

Nota de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe publicada con la autorización de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española en su CCIX reunión (Madrid, 18 de junio de 2008)

Notas

[01] En el documento Cristo presente en la Iglesia, de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe [= CEDF] (20.2.1992), ya se señalaron muchas de las deficiencias que se encuentran en el libro del Rvdo. J.A. Pagola, Jesús. Aproximación histórica. El efecto secularizador de estas deficiencias ha sido recodado por los obispos españoles en la Instrucción Pastoral Teología y secularización en España. A los cuarenta años de la clausura del Concilio Vaticano II (30.3.2006), 22-35.
[02] CEDF, Cristo presente en la Iglesia (20.2.1992), 5.
[03] Concilio Vaticano II, Constitución dogmática Dei Verbum [= DV], 19.
[04] DV 19.
[05] DV 19.
[06] «Es contrario a la fe cristiana introducir cualquier separación entre el Verbo y Jesucristo. San Juan afirma claramente que el Verbo, que «estaba en el principio con Dios», es el mismo que «se hizo carne» (Jn 1, 2.14). Jesús es el Verbo encarnado, una sola persona e inseparable: no se puede separar a Jesús de Cristo, ni hablar de un «Jesús de la historia», que sería distinto del «Cristo de la fe». La Iglesia conoce y confiesa a Jesús como «el Cristo, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16, 16). Cristo no es sino Jesús de Nazaret, y éste es el Verbo de Dios hecho hombre para la salvación de todos»: Juan Pablo II, Carta Encíclica Redemptoris missio (7.12.1990), 6.
[07] Importa recordar lo afirmado por la Congregación para la Doctrina de la Fe a propósito de algunos escritos de E. Schillebeeckx: «el teólogo, cuando se dedica a una investigación exegética o histórica, no puede pretender sinceramente que haya que abandonar las afirmaciones de fe de la Iglesia Católica»: Carta al P. E. Schillebeeckx (20.11.1980), Nota Anexa I, A, 1 (ed. E. Vadillo, 43, 24 [= Congregación para la Doctrina de la Fe, Documentos 1966-2007, ed. E.Vadillo Romero, BAC, Madrid 2008, 227]).
[08] Así, por ejemplo, al describir el entorno familiar en el que Jesús niño creció, el Autor habla de la consideración que merecían los niños en la época y de la educación común que recibían: «A los ocho años, los niños varones eran introducidos sin apenas preparación en el mundo autoritario de los hombres, donde se les enseñaba a afirmar su masculinidad cultivando el valor, la agresión sexual y la sagacidad» (p. 45). El Autor viene a decir que en tiempos de Jesús a los niños se les educaba para ejercer "la agresión sexual", pero no indica las fuentes que le llevan a tal consideración.
[09] La sociedad de la época de Jesús es descrita con expresiones como las siguientes: desigualdad «entre la gran mayoría de población campesina y la pequeña élite que vivía en las ciudades» (p. 23), fuerte presión de los impuestos, la obligación de los campesinos hacia la élite (cf. p. 24), tributos para costear «los elevados gastos del funcionamiento del templo y para mantener la aristocracia sacerdotal de Jerusalén» (p. 25), tribunales que «pocas veces apoyaban a los campesinos» (p. 29), etc. Sobre ese panorama la predicación del Reino aparece, desde una perspectiva horizontal, como liberación de la opresión social: «la actividad de Jesús en medio de las aldeas de Galilea y su mensaje del "reino de Dios" representaban una fuerte crítica a aquel estado de cosas» (p. 30); el comienzo de la actividad pública de Jesús se justifica por el deseo que tiene de anunciar a las pobres gentes que «Dios viene ya a liberar a su pueblo de tanto sufrimiento y opresión» (p. 83); «aldeas enteras que viven bajo la opresión de las élites urbanas, sufriendo el desprecio y la humillación» (p. 103); el reino de Dios consiste «en la instauración de una sociedad liberada de toda aflicción» (p. 175); «lujosos edificios en las ciudades, miseria en las aldeas; riqueza y ostentación en las élites urbanas, deudas y hambre entre las gentes del campo; enriquecimiento progresivo de los grandes terratenientes, pérdida de tierras de los campesinos pobres» (p. 181). Importa advertir que el Autor, al hablar de sufrimiento y opresión, no se refiere al pecado ni al dominio del Maligno (se indicará después qué entiende el Autor por Satán [símbolo del mal: cf. p. 98], o qué son los exorcismos y el perdón de los pecados), sino a la injusticia y al poder opresor de los poderosos de este mundo, como por ejemplo, el rey Herodes, cuyo reino está «construido sobre la fuerza y la opresión de los más débiles» (p. 179). Todo el capítulo séptimo ("Defensor de los últimos") recoge claramente esta tendencia.
[10] «Pronto circularán por las comunidades cristianas diversos títulos y nombres tomados del mundo cultural judío o de ámbitos más helenizados»: p. 450.
[11] Aun sin ser magisterial, el documento de la Comisión Teológica Internacional, La conciencia que Jesús tenía de sí mismo y de su misión (1985), formula de manera precisa la enseñanza de la Iglesia, tal como aparece en los Evangelios: «La vida de Jesús testifica la conciencia de su relación filial al Padre. Su comportamiento y sus palabras, que son las del "servidor" perfecto, implican una autoridad que supera la de los antiguos profetas y que corresponde sólo a Dios. Jesús tomaba esta autoridad incomparable de su relación singular a Dios, a quien él llama "mi Padre". Tenía conciencia de ser el Hijo único de Dios y, en este sentido, de ser, él mismo, Dios»: Comisión Teológica Internacional, La conciencia que Jesús tenía de sí mismo y de su misión (1985), Proposición 1ª (ed. C. Pozo, BAC, 587, 382).
[12] También sobre este punto, el documento de la Comisión Teológica Internacional, La conciencia que Jesús tenía de sí mismo y de su misión (1985), formula bien la enseñanza de la Iglesia: «Jesús conocía el fin de su misión: anunciar el Reino de Dios y hacerlo presente en su persona, sus actos y sus palabras, para que el mundo sea reconciliado con Dios y renovado. Ha aceptado libremente la voluntad del Padre: dar su vida para la salvación de todos los hombres; se sabía enviado por el Padre para servir y para dar su vida "por la muchedumbre" (Mc 14, 24)»: Comisión Teológica Internacional, La conciencia que Jesús tenía de sí mismo y de su misión (1985), Proposición 2ª (ed. C. Pozo, BAC, 587, 384).
[13] La conocida tesis de H. Lietzmann (Messe und Herrenmahl, 1926), según la cual la institución de la Eucaristía no puede atribuirse históricamente a Jesús, ha conocido posteriores formulaciones dentro de los seguidores de una reduccionista exégesis histórico crítica. Sobre estos planteamientos equivocados, cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Notificación sobre algunas publicaciones del Prof. Dr. Reinhard Messner (30.11.2000), Intr. (ed. E. Vadillo, 92, 5-7).
[14] Contrariamente a lo que afirma el Autor, la Iglesia enseña que Satán es un ser real de naturaleza angélica y no una mitificación del mal: «Satán o el diablo y los otros demonios son ángeles caídos por haber rechazado libremente servir a Dios y a su designio. Su opción contra Dios es definitiva. Intentan asociar al hombre en su rebelión contra Dios» (CCE 414).
[15] Tal presentación, además de no encontrar justificación en los textos evangélicos, se opone a la enseñanza de la Iglesia sobre la justificación del hombre y el perdón de los pecados, que requiere la respuesta personal: cf. CCE 1489-1490.
[16] Contrariamente a lo expuesto por el Autor, la Iglesia enseña que «el Señor Jesús dotó a su comunidad de una estructura que permanecerá hasta la plena consumación del Reino» (CCE 765) y que «en la vocación y en la misión de los doce Apóstoles, según la fe de la Iglesia, Cristo fundó al mismo tiempo el ministerio de la sucesión apostólica»: Congregación para la Doctrina de la Fe, Notificación sobre algunas publicaciones del Prof. Dr. Reinhard Messner (30.11.2000), 13 [ed. E. Vadillo, 92, 22].
[17] La Iglesia, sin embargo, enseña que la resurrección de Jesucristo es un acontecimiento histórico y trascendente: «La fe en la Resurrección tiene por objeto un acontecimiento a la vez históricamente atestiguado por los discípulos que se encontraron realmente con el Resucitado, y misteriosamente trascendente en cuanto entrada de la humanidad de Cristo en la gloria de Dios» (CCE 656).
[18] El juicio de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre el modo de explicar el P. Roger Haight la resurrección de Jesucristo bien puede aplicarse a la exposición de J.A. Pagola: «La interpretación del Autor lleva a una posición incompatible con la doctrina de la Iglesia. Está elaborada sobre presupuestos equivocados y no sobre los testimonios del Nuevo Testamento, según el cual las apariciones del Resucitado y el sepulcro vacío son el fundamento de la fe de los discípulos en la resurrección de Cristo y no viceversa»: cf. Notificación sobre la obra «Jesus symbol of God» del P. Roger Haight, s.j. (13.12.2004), V [ed. Vadillo, 104, 24].
[19] Cf. Carta al P. E. Schillebeeckx (20.11.1980), Nota Anexa I, A, 1 (ed. E. Vadillo, 43, 24).
[20] A la obra de J.A. Pagola cuadran bien las palabras de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre algunas publicaciones del Prof. Dr. Reinhard Messner: «Las hipótesis sobre el origen de los textos paralizan la palabra bíblica como tal. Viceversa, resulta evidente que la Tradición, en su sentido definido por la Iglesia, no significa manipulación de la Escritura por medio de enseñanzas y de costumbres sucesivas; al contrario, representa la garantía para que la palabra de la Escritura pueda conservar su pretensión»: Congregación para la Doctrina de la Fe, Notificación sobre algunas publicaciones del Prof. Dr. Reinhard Messner (30.11.2000), 13 [ed. E. Vadillo, 92, 6].

PALABRAS

AQUÍ está el texto.
AQUÍ las palabras
y AQUÍ los temas

Labels: ,