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Friday, April 13, 2007

TLC - Cartas entre Obispado CR y Secretaría de Estado del Vaticano

Carta de los Señores Obispos de Costa Rica
al Cardenal Angelo Sodano con relación al TLC

San José, 21 de junio del 2006

A Vuestra Eminencia Reverendísima.

Tenemos el honor de dirigirnos a Vuestra Eminencia a fin de agradecer la generosa solicitud con la que desempeña el servicio que el Señor le ha encomendado a favor de Su Iglesia. A la vez, en espíritu de comunión, queremos compartirle, como hermanos en el Episcopado, algunos aspectos relacionados a la posición de la Conferencia Episcopal de Costa Rica de frente al Tratado de Libre Comercio de Centroamérica con los Estados Unidos (TLC).

Como pastores del Pueblo de Dios, hemos sido consecuentes con el encargo recibido de acompañar, responsablemente, a nuestro pueblo en la consecución de sus más altas aspiraciones y en la construcción de una sociedad más justa, democrática y solidaria. Precisamente, es nuestro compromiso pastoral el que nos ha llevado a promover y participar de innumerables foros en los que se presentan y discuten los contenidos, las implicaciones, las ventajas y las posibles consecuencias del TLC.

Así mismo, Eminencia, hemos escuchado con atención tanto a los encargados de negociar este Tratado, como a los sectores que se consideran beneficiados con el TLC y hemos atendido, con igual diligencia, a quienes se oponen a su aprobación, alegando beneficios de unos pocos en detrimento de los sectores más vulnerables de nuestro país.

En todo este proceso de discusión y eventual aprobación o desaprobación del TLC, los Obispos de Costa Rica hemos insistido en la inconveniencia de asumir una actitud de oposición o promoción por aspectos puramente ideológicos o por intereses personales o grupales; antes bien, tratándose de un asunto tan serio y decisivo para la paz y el desarrollo social de nuestro país, quisimos aportar a los fieles cristianos y a todos los hombres de buena voluntad, criterios que favorecieran el análisis objetivo a fin de esclarecer la discusión del TLC, mediante la luz de la palabra inalterable del Evangelio y deducir principios de reflexión, normas de juicio y directrices de acción según las enseñanzas sociales de la Iglesia. (Cf. Octogesima Adveniens n. 4).

Como consta en todos los documentos emanados de nuestra Conferencia Episcopal, (Cf. JUSTICIA, EQUIDAD Y SOLIDARIDAD PARA TODOS

Una reflexión sobre el TLC a la luz de principios cristianos. 30 de mayo del 2004 y Los Obispos de Costa Rica y el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de América. 23 de mayo del 2005- Anexos 1 y 2), y por razón de lógica competencia, los Obispos nunca hemos entrado a discutir los criterios técnicos que conforman el TLC.

Nuestro discernimiento y lectura han sido esencialmente éticos, buscando la equidad, justicia y libertad por medio de un diálogo social que nos oriente a la construcción de una nación más solidaria. Somos nosotros, Vuestra Eminencia, los primeros interesados en una transformación institucional de nuestra Patria, que la encamine a la modificación de la dinámica actual de crecimiento en conformidad con las metas de eliminación de la pobreza e inequidad, del desarrollo sostenible y una vida digna para todos, sin olvidar el mejoramiento de la eficiencia productiva ni la capacidad competitiva de Costa Rica a nivel internacional.

Creemos, no obstante que, en el caso de que los Señores Diputados del Congreso de la República procedan a la aprobación del TLC, es inaplazable implementar una agenda complementaria, elaborada democráticamente, con proyectos de tipo legislativo que garanticen a los sectores más débiles, la compensación de los posibles efectos negativos del tratado, que les fortalezcan en su capacidad productiva y competitiva, y les garantice un acceso más equitativo a los beneficios de este proceso. En el caso de no ser aprobado el TLC, los Obispos hemos llamado la atención sobre la necesidad de proponer medidas alternativas, que busquen otros caminos que garanticen el acceso de nuestros productos agro-industriales, bienes y servicios a otros mercados, y la consecuente previsión de eventuales efectos negativos para nuestro pueblo. Porque somos conscientes de que un tratado de libre comercio no es, en sí mismo, la fórmula mágica sino un instrumento para resolver los problemas más profundos de pobreza y exclusión social y económica, hemos sugerido, reiteradamente, la conformación de una Agenda Social, materializada en un cuerpo de leyes, que promueva y ayude a los sectores afectados más empobrecidos de nuestro país.

Como podrá notar Vuestra Eminencia, las razones anteriores nos han llevado a concluir que, para promover el desarrollo humano y social de nuestro pueblo, el TLC con los Estados Unidos o cualquier otro tratado de libre comercio debe configurarse en el contexto de una perspectiva moral adecuada. Juzgamos, por ende que, es un imperativo darle un rostro humano a la globalización económica, globalizando la solidaridad entre las personas y entre los pueblos.

Seguros de que, en ningún momento los Obispos nos hemos opuesto a políticas de desarrollo económico que incluyan un legítimo desarrollo humano y que, antes bien, como recién nos ha enseñado el Santo Padre Benedicto XVI, iluminamos aquellos objetivos de Justicia a la cual toda acción política debe dirigirse ( Cf. Deus Caritas Est 28), es nuestro deseo, Eminencia Reverendísima, reiterar nuestra disposición al diálogo con los diferentes actores sociales y, en particular, con el Excelentísimo Señor Presidente, Doctor Oscar Arias Sánchez, a fin de brindar, una vez más, nuestra permanente colaboración, como recientemente lo manifestamos en un encuentro con el Jerarca de Comercio Exterior, Ministro Marco Vinicio Ruiz, quien, en nombre del Gobierno, nos solicitó interponer nuestros buenos oficios para hacer un llamado a la discusión de ideas en la Asamblea Legislativa y otros foros. (Anexo 3).

Mientras agradecemos a Vuestra Eminencia Reverendísima vuestra estimable atención, le aseguramos nuestra entrañable oración para que Dios, en Jesucristo, el Señor, os retribuya abundantemente vuestra entrega y solicitud por Su Iglesia.

Dada en la Sede de la Conferencia Episcopal de Costa Rica,
el 21 de junio del 2006. Año del Señor.

A Vuestra Eminencia Reverendísima Señor Cardenal ANGELO SODANO, Secretario de Estado de Su Santidad Benedicto XVI, CIUDAD DEL VATICANO.

Monseñor José Francisco Ulloa Rojas, Obispo diocesano de Cartago, Presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica
Monseñor Hugo Barrantes Ureña, Arzobispo Metropolitano de San José, Vicepresidente
Monseñor Oscar Fernández Guillén, Obispo diocesano de Puntarenas, Secretario General



Respuesta Cardenal Sodano sobre el TLC
a los Obispos Costarricenses

Vaticano, 28 de junio de 2006


Mons. José Francisco Ulloa Rojas
Obispo de Cartago y Presidente de la CECOR

Señor Obispo, estimado Presidente de la Conferencia Episcopal,

Me es grato comunicarle que he recibido su atenta carta, del 21 de junio, con la cual, junto con el Arzobispo de San José, Monseñor Hugo Barrantes Ureña, y el Obispo de Puntarenas, Mons. Oscar Fernández Guillén, ha querido informarme y ofrecer algunas reflexiones sobre la posición de la Conferencia Episcopal de Costa Rica acerca del Tratado de Libre Comercio de Centroamérica con los Estados Unidos.

A este respecto, les agradezco que me hayan querido ilustrar su posición sobre la aprobación de dicho Tratado. Yo les aseguro que sigo atentamente la evolución de la sociedad de su querido País, en particular lo que se refiere a las decisiones políticas que implican aspectos éticos y morales. Estoy convencido de que precisamente en este campo tan delicado es necesario promover, como Ustedes lo están haciendo, un diálogo sereno y una colaboración consensual con todas las partes interesadas, pues éstos son unos presupuestos básicos para lograr el deseado bien común.

Con mis mejores votos les encomiendo en la oración, invocando sobre Ustedes y toda la Iglesia en Costa Rica abundantes gracias del Señor.

En esta circunstancia me complace reiterarle, Señor Obispo, las expresiones de mis fraternales sentimientos de afecto y estima en Cristo.



Angelo Cardenal Sodano,
Secretario de Estado de Su Santidad.

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