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Friday, January 26, 2007

LOS OBISPOS DE COSTA RICA Y EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO

LOS OBISPOS DE COSTA RICA
Y EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO
CON LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA.
23 de mayo del 2005
  1. 1. En varias ocasiones los Obispos de Costa Rica nos hemos pronunciado sobre el tema del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de América. Lo hemos hecho en forma individual y en forma colectiva mediante el documento titulado: JUSTICIA, EQUIDAD Y SOLIDARIDAD PARA TODOS. Una reflexión sobre el TLC a la luz de los principios cristianos, con fecha del 30 de mayo del 2004. Lo hemos hecho siguiendo las orientaciones del Magisterio de la Iglesia Católica, en cumplimiento de nuestra misión evangelizadora.



  2. 2. Actualmente, en la coyuntura de la inminente presentación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de América a la Asamblea Legislativa, para su discusión, proponemos y asumimos plenamente las orientaciones dadas por nosotros, por los Obispos centroamericanos y norteamericanos

    .

    2.1. Según nuestra visión pastoral, que se inspira en el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia, la persona humana debe estar en el centro de toda actividad económica. Por consiguiente se ha de respetar la dignidad de la persona con todos sus derechos. En este sentido, todo tratado de libre comercio debe ser un instrumento de auténtico desarrollo humano que se base en principios fundamentales como el diálogo, el bien común, la equidad, la solidaridad y la subsidiaridad. De tal manera, que del modo cómo se apliquen estos valores dependerá la calificación ética, positiva o negativa de dicho tratado.

    2.2. Si el tratado se configura de acuerdo a una perspectiva moral adecuada, pueden promover el desarrollo humano sostenible, respetando el medio ambiente, fomentando una cooperación económica más estrecha entre los dos países que lo suscriben elevando el nivel de vida de los pobres y marginados. La solidaridad debe acompañar la integración económica a fin de preservar el valor de la vida, proteger a las familias más vulnerables y defender las culturas locales.

    2.3. Somos conscientes de que un tratado de libre comercio no es la fórmula mágica para resolver los problemas más profundos de pobreza y exclusión social y económica. Debe ser parte de una agenda más amplia que incluya políticas y programas de cooperación financiera, programas diseñados específicamente para promover y ayudar a los sectores que puedan ser perjudicados por dicho tratado. En este sentido se habla de una agenda paralela para favorecer a los sectores más vulnerables, pero nadie la conoce. Se trata, por lo tanto, de poner en marcha un modelo de desarrollo humano sostenible.

    2.4. Creemos que es un imperativo darle un rostro humano a la globalización económica, globalizando la solidaridad entre las personas y entre los pueblos. Esta fue la preocupación de nuestro querido Papa Juan Pablo II de feliz memoria, cuando señalaba: "los pobres parecen tener bien poco que esperar" (Ecclesia de Eucaristía 20). En efecto, continúa diciendo el Papa: "si la globalización se rige por las meras leyes de mercado aplicadas según las conveniencias de los poderosos, lleva a consecuencias negativas" (Ecclesia in America 20).

    2.5. La situación general en que viven los pueblos de América Central está marcada por la pobreza y exclusión, una brecha creciente entre ricos y pobres, sistemas inadecuados de educación y de salud pública, inseguridad, violencia y migración causada por falta de oportunidades.


  3. 3. Tomando en cuenta estas orientaciones creemos importante que las oportunidades para los más pobres y sectores más vulnerables han de ser asumidas como prioridad por parte de las Autoridades del Estado Costarricense. Nos preocupa, de manera particular, la situación de disparidad en que pudieran encontrarse los pequeños y medianos agricultores en el conjunto del Tratado, como lo han señalado diversos sectores sociales. Nos preocupa las consecuencias negativas que podría traer dicho Tratado para el medio ambiente. Así mismo, nos preocupa el caso de los medicamentos, que podría encarecer nuestro sistema de salud y resulte prohibitivo para los que no cuenten con los recursos necesarios.


  4. 4. Hay que tener muy presente que los pobres y los marginados deben ser protegidos mediante apropiadas tutelas legales.


  5. 5. Reiteramos que el parámetro o indicador moral de un tratado de libre comercio debe ser: cómo afecta la vida, la dignidad de las familias, de los trabajadores pobres y de los sectores más vulnerables, cuya voz debe ser escuchada con una atención especial.



San José, 23 de mayo del 2005.
Los Obispos de Costa Rica

LA ESCUELA PÍA CENTROAMERICANA (17, XII, 2007)

LA ESCUELA PÍA CENTROAMERICANA
EN DIÁLOGO CON SU REALIDAD Y SU FUTURO

P. Rodolfo Robert, Viceprovincial
17 de diciembre de 2006

A) A manera de claves de lectura global

Quiero comenzar esta relación destacando una serie de rasgos sociológicos generales que marcan (o marcarán) de distinta manera nuestra consagración y misión. Si bien es cierto que nuestras comunidades y obras se encuentran en realidades muy distintas entre sí, realidades que luego determinarán los detalles de nuestro análisis capitular, es evidente que lo peculiar del mundo de hoy no es tanto la diversidad (que siempre ha existido), como la tendencia a la homologación. Por eso me tomo la libertad de presentar algunas tendencias que percibo en la realidad social y que podrán servirnos como claves de lectura.

La globalización es un fenómeno que llegó para quedarse durante mucho tiempo. No se trata de que nos guste o no, la actual generación de niños, jóvenes y adultos jóvenes no ha conocido ya otra cosa y se encuentra expuesta a casi los mismos estímulos culturales, al mismo tiempo y en todo sitio.

Existe un creciente miedo a la realidad y su frontera con lo virtual o con lo que podemos llamar una “realidad formateada” se ha hecho muy pequeña. El manejo bipolar y fantasioso de la realidad nos facilita escapar de ella y nos puede hacer olvidar la obligación de mejorarla, de transformarla. Las técnicas de ilusionismo, simulación y consumismo se han incorporado a la educación, la religión, la política y en general, a todas las dimensiones de la vida.

Aunque los sicólogos constatan una reducción en años de la etapa típicamente infantil, así como una prolongación de la adolescencia, sociológicamente pareciera establecerse una lógica de infantilismo. Nunca como ahora, los jóvenes se resisten a ser adultos completos. La extensión de los videojuegos a edades tardías, la falta de compromisos, la sustitución de la crítica social por un conservadurismo compasivo y el manejo de signos externos, gustos y emociones, nos muestra esta realidad que no es, precisamente, la evangélica.

El revival o búsqueda de todo lo “retro” es una de las características más contradictorias de esta época, donde el horizonte de renovaciones no nos hace poner la mirada en el futuro, sino en el pasado. De alguna manera, nuestra sociedad está plagada de medios, pero vacía de fines.

La “cultura” de lo inmediato, de lo provisional y de la imagen favorece un ambiente de superficialidad colectiva que, por lo globalizado de la sociedad, tiene los mismos estímulos sobre la juventud en todos nuestros países. La urgencia por una socialización-aprobación inmediata y placentera en el grupo de iguales es hoy, más que nunca, la búsqueda de nuestros jóvenes, perjudicando el proceso formativo tradicional (asimilación de conocimientos y profundización de experiencias). Las ideologías y proyectos de vida quedan sometidos a los cambios de una intensa afectividad. El sistema vigente vive de hacernos sentir que somos únicos (egonomía) y felices llevándonos a un individualismo supremo con enormes dificultades para crear una conciencia comunitaria y solidaria. Es el ya conocido tema de la alienación.

La búsqueda individualista y casi desesperada por “ser yo”, se ha convertido en un combustible para la vida y la reflexión profunda (casi el único). La exagerada preocupación por la “novela psicológica” de la propia vida y el culto al yo, alejan a la persona de las redes comunitarias más estables, exponiéndolo a peligrosas relaciones codependientes y a la fatiga psicológica donde casi nada motiva y/o descansa de una manera más o menos completa. El empobrecimiento de la vida comunitaria es determinante en el deterioro de la salud mental. Contrario a la tesis de Sartre de que el infierno son los demás, la sociología nos demuestra que es con nuestro entorno más estable con quienes más gozo podemos encontrar.

Tradicionalmente se ha considerado la identidad como una realidad forjada, pero en los últimos años, la identidad ha pasado a identificarse como un conjunto de roles. “Soy según el rol que llevo en un momento determinado”. Las crisis de identidad, vocación y proyectos de vida son tremendas, pues las personas se convierten en una especie de muebles modulares conformados a partir de distintas piezas que pueden ser ensambladas de manera diferente cada vez. Se trata de un ser listo para la discontinuidad; muy vulnerable ante las realidades únicas, pero óptimo para las alianzas volubles y la plasticidad del corazón.

La crisis en las certezas de fe está creando vacíos importantes. No es que haya en nuestros países un proceso de secularización acentuado, pero si un relativismo muy fuerte que hace que las personas busquen su propio coctel religioso (el mercado de la oferta religiosa es casi infinito). Todo esto favorece el relativismo moral y la superstición.

Si la identidad religiosa e ideológica de las personas está en crisis, ¿qué habrá de decirse de la identidad sexual? Estamos entrando en la época de los “mil sexos”. La sexualidad llevada hacia la recreación y nuevas experiencias radicales, en una sociedad “mix” donde las diferencias de género se debilitan, está provocando una crisis de la heterosexualidad y una expansión del sexo infinito dentro de cada vez más, un solo sexo.

La circulación cada vez más veloz de la información y las imágenes, no produce necesariamente una mayor conciencia profunda de la realidad. Por el contrario, dichos estímulos veloces, sin los medios interpretativos y las claves de conocimiento, pueden llevar la realidad a categorías de ficción. Hay poca capacidad de priorización y reflexión: casi todo impacta y hasta conmociona, pero casi nada transforma y compromete. Aunque se nos dice que la vida es el objeto máximo, cada vez se nos invita a separarnos más de nuestra propia vida y a vivirla en clave de espectáculo y programa de televisión.

Constatamos que en la época de la sobre-información, hay gravísimos problemas de comunicación.


B) ¿Y las peculiaridades?

Dentro de este marco anterior de rasgos globales, quiero pasar a detallar algunas particularidades que marcan nuestra presencia en los tres países.

Veamos:

Nuestra presencia es fundamentalmente internacional en todas las comunidades y obras. La gente ha ido entendiendo que la Viceprovincia engloba a religiosos de, al menos, cuatro nacionalidades y que sirve en muchos países del mundo.

Nuestra presencia se da en zonas claramente urbanas, con alguna muy minoritaria realidad de frontera rural. Esto es fundamental para predecir las tendencias y aspiraciones globales de estos niños y jóvenes, así como de sus familias ya que las “aspiraciones” de los sectores urbanos en Latinoamérica están bien tipificadas.

El número de religiosos de votos solemnes por país es el siguiente:

14 en Costa Rica,
12 en Rep. Dominicana y
9 en Nicaragua.

La distribución no depende únicamente de la misión y los dones personales; sino de las posibilidades para la convivencia, de la edad y de la salud, entre otros.

La edad promedio de los religiosos de votos solemnes de la Viceprovincia es actualmente de 54.9 años.

Los promedios por país son los siguientes:

Nicaragua, 46,9 (Managua 51) (León 41,8).
Rep. Dominicana, 56,7 (Santo Domingo 62,7) (La Romana, 50,7).
Costa Rica, 60,6 (San José, 65,1) (CVC, 52,4).

Este promedio no debe ocultar la gran polarización de edades que tenemos (18 de 60 años hacia arriba y 10 de 40 hacia abajo).


Las diferencias de edad y nacionalidad no deberían ser un problema infranqueable en la vida religiosa, pero exigen una gran dosis de respeto, sensibilidad y caridad en las relaciones humanas. Los problemas de salud y la realidad relacional en comunidades pequeñas, con dificultades para la distribución equilibrada de la carga de trabajo y el manejo de necesidades personales supone, en cambio, un enorme desafío.

La realidad de comunidades relativamente pequeñas y con fragilidad de salud, nos lleva a plantear muy sopesadamente las cargas de la misión. Mi parecer es que la creatividad misionera no deberá apoyarse sobre una mayor fragmentación de las comunidades, sino desde un proyecto común de la misma comunidad.

La dinámica interior de nuestras comunidades presenta carencias que, dentro de nuestra frágil realidad humana, pueden ser obstáculo para la vida fraterna. Se constata poca creatividad y fuerza renovadora en nuestra oración común; escasísimo intercambio de vivencias personales y espirituales entre nosotros, poca fluidez en la comunicación; espacios recreativos comunes prácticamente nulos y momentos de quiete enfocados en la televisión.

Hay diferencias muy significativas en el sustrato social de las familias que atendemos. Aunque carecemos de estudios comparativos recientes, resulta evidente que los niños del Centro Cultural Calasanz en León y de los entornos parroquiales de La Romana, representan los sectores más desprotegidos a nivel básico; pero la marginalidad de los muchachos del Hogar y de muchísimos estudiantes de nuestros colegios en León, La Romana y el Vespertino de Managua (dejando por fuera casos particulares en otros sitios) comprometen de manera tajante su posibilidad de una vida digna. A este nivel, destaco la durísima situación que las familias padecen en lugares que buscamos servir como en Mateare, Los Castro y La Puya.

La realidad de las “nuevas pobrezas” (que no es eufemismo alguno), es casi una trágica transversal en todos nuestros lugares de misión. La desestructuración y violencia familiar; las crisis económicas, la depresión y las adicciones, por citar algunas, marcan diariamente la vida de muchas familias que atendemos. Si a esto agregamos la fragilidad creciente en la identidad de los muchachos y la inestabilidad en las posibilidades de futuro, descubrimos que nuestro servicio en todas las obras está plenamente justificado.

Las diferencias a nivel religioso son muy notorias en todas nuestras obras. Desde la mayor estabilidad en Santo domingo, hasta la variedad infinita de La Romana, nuestras obras sirven en ambientes donde el catolicismo homogéneo y tradicional está en crisis evidente. El cómo responder desde nuestra clara identidad es un asunto que exige audacia, creatividad y procesos explícitos de evangelización.

La gradualidad desde los más pequeños hasta el Bachillerato es otra característica de nuestros colegios, dándonos la oportunidad de diseñar y acompañar auténticos procesos de vida, educación y fe. En este sentido, la constitución del Bachillerato en la Romana permite completar este objetivo y nos llena a todos de alegría.

La pastoral con Eje Educativo fundamental desde los más pequeños, encuentra en la Oración Continua una fuerza escolapia privilegiada; una que debe cuidarse en los procesos evangelizadores con los adolescentes, animando la constitución de grupos juveniles y pequeñas comunidades juveniles.

Nuestra Demarcación no es potente a nivel económico, por lo que es un gozo la inversión que, con el esfuerzo de todos, se realiza a favor de los más débiles y pobres. Sin embargo, la búsqueda de recursos, la austeridad de vida y la corresponsabilidad económica a nivel demarcacional serán fundamentales para sostener nuestros servicios en el futuro inmediato.

Sabemos que la Educación Formal (en su sentido más clásico) tiene limitantes obvios para acceder a los últimos de la sociedad. La búsqueda de estructuras educativas “más ligeras” y flexibles nos ha llevado a profundizar en distintas experiencias de bibliotecas, ludotecas, guarderías, y en la noción global de Centros Culturales como espacios de educación, evangelización y participación. Es un reto para nuestra creatividad que encuentra en el Centro Cultural de León y en la Red No Formal de La Romana los pasos más claros. Sin embargo, dentro de la educación formal tenemos un centro único por su flexibilidad y diseño para adolescentes que es el Colegio Calasanz Nocturno en San José, sostenido por el esfuerzo voluntario de muchas personas.

La formación técnica para el trabajo, tiene actualmente dos modelos en la Viceprovincia. El modelo de bachillerato técnico tal y como se desarrolla en La Romana y el modelo de talleres de la Ciudad Hogar Calasanz. Si el primero resulta claramente mucho más sostenible, el segundo permite recoger a una población cuya formación básica y sus posibilidades de inserción al mundo del trabajo alcanza los mínimos. Los dos suponen una mayor reflexión por nuestra parte.

Ha crecido el sentido de comunión y pertenencia con la Escuela Pía. Hay cercanía y comunión de vida y proyectos con la Provincia de Valencia, aspecto donde ha sido indispensable la generosa disposición del Provincial, P. Enrique Signes, y disponibilidad para distintos servicios de la Orden.

Todas nuestras comunidades tienen una importante proyección de servicio a la Iglesia Local. Nuestros religiosos son bien valorados y se nos reconoce como cualificados, sencillos, tolerantes y trabajadores. Pero de cara a nuestra misión específica es necesario seguir cuidando y potenciando los servicios litúrgicos y evangelizadores que se realizan en nuestras propias capillas.

Los itinerarios de calidad educativa y evangelizadora de nuestras obras no pueden compararse fácilmente. Pienso que ni siquiera deben compararse. La peculiaridad de la población que atendemos, así como los rasgos y habilidades de cada religioso hacen imposible animar a un mismo ritmo todos los procesos. Lo que si es fundamental es la priorización realista de los procesos humanos, educativos y pastorales. La Viceprovincia cuenta con suficientes criterios al respecto. En este sentido, los planes de desarrollo institucional y de infraestructura deben responder a los procesos humanos y nunca llevarse a cabo al margen de ellos. También constatamos que en este desarrollo de procesos educativos y pastorales, no siempre aprovechamos las posibilidades y servicios de suplencia de nuestros mismos hermanos.

La realidad de tres naciones con distinto calendario es una que dificulta los encuentros colectivos, pero que favorece las visitas. La diversidad de legislación, la distancia geográfica, y los requisitos migratorios, suponen en cambio, dificultad para la comunicación y planificación, así como un encarecimiento de costos.

Nos movemos en un clima de reestructuración y sectorización en la Orden. El objetivo es unir fuerzas y proyectos para revitalizarnos. No dudo que estamos a las puertas de una mayor colaboración interdemarcacional, donde nuestra Viceprovincia tiene una gran capacidad y experiencia. Los ajustes jurídicos e institucionales para estimular este proceso están casi listos para ponerse al servicio de la solidaridad intraescolapia.

Frente a la priorización que el Capítulo Viceprovincial anterior dio a nuestra presencia en León y La Romana, se respondió con creatividad y realismo apoyando estrechamente la labor y proyectos de ambas comunidades. Los resultados son altamente satisfactorios.

C) Por lo tanto

No hay en los grandes desafíos sociológicos, nada que esté demasiado lejos de lo que resume nuestra consagración y misión. Los desafíos de la realidad son una auténtica oportunidad para la Escuela Pía en Centroamérica y Rep. Dominicana. Vivimos un tiempo de gracia para ser escolapios, para servir como escolapios.

Nuestra realidad vital que, en principio no es la óptima en número y distribución de edad (¿existe alguna realidad óptima?), supone una gran riqueza de experiencia y unas enormes posibilidades de futuro con los recursos humanos que tenemos. Es tiempo, sin embargo, para los proyectos comunes, inteligentes y estratégicos según las prioridades de la Orden; para volcarnos a lo que sabemos y queremos hacer: educar y evangelizar a niños y jóvenes, especialmente los más pobres.

Debemos cuidar la propia vida y consagración, estando amorosamente atentos los unos a los otros, sin falsas autonomías, ni infantiles dependencias. Pienso que nos jugamos casi toda nuestra vocación y misión en la vida fraterna en comunidad; en estos espacios comunes para orar, compartir lo que somos y soñar juntos. ¡Aquí está el gran reto!

El trabajo y la suplencia generosa deben estar al servicio de los hermanos y de la misión, respondiendo a las expectativas lógicas de salud y vitalidad, con sentido cristiano de desprendimiento y sencillez. En este sentido, ninguna especialización debe ser excusa para no poner “toda la carne en el asador”. Esto tiene una gran fuerza ilusionante y tranquilizante para todos.

Continúan los retos por cuidar la identidad y sentido de pertenencia con la Iglesia Local y, sobre todo con el conjunto de la Escuela Pía (particularmente con la Provincia, las Demarcaciones cercanas y el gobierno central de la Orden)

Los desafíos formativos (a nivel de formación inicial y permanente) para responder a la realidad (particularmente a la de los niños y jóvenes), desde nuestro carisma (educando y evangelizando) deberán ser respondidos con prontitud, si no queremos perder significatividad misionera.



P. Rodolfo Robert Esquivel, Sch.P.

Thursday, January 25, 2007

Cuba: encuentro de Superiores Mayores del Sector Centroamérica

El 28 de septiembre al 3 de octubre, tuvo lugar en Cuba, una visita fraterna de los Superiores Mayores del Sector Centroamérica, con el fin de conocer la acción de los escolapios allí residentes , cuya comunidad está formada en el momento presente por 3 padres de la Provincia de Catalunya, uno de México, 2 novicios en Chile y un postulante.

A lo largo de la semana pudieron conocer la actividad que se realiza en las tres comunidades que dirigimos: la de Guanabacoa, la más antigua de los escolapios en América, que el próximo año celebrará los 150 años, casa de formación donde residen los PP. Juan Muñoz y Eduardo Pini; la Parroquia de San Judas y San Nicolás en Centro Habana, regida por el P. Angel Cuevas y la de Guanajay, a 40 kilómetros de la capital, administrada por el P. Francesc Carreró.

También hubo oportunidad de conocer la acción que en Cuba se coordina desde tres ámbitos, presentes en las tres comunidades:

Ámbito Asistencial: alcohólicos, neuróticos y narcóticos anónimos, comedores populares para ancianos, tres farmacias, seguimiento y ayuda a ancianos y a niños en extrema pobreza y enfermedades crónicas o terminales.

Ámbito Pastoral: grupos de catequesis de diversas edades, grupos de acólitos, movimiento familiar cristiano, la Casa del Catequista para formación de éstos, movimiento de mujeres católicas, etc.

Ámbito Pedagógico: cursos de computación, lenguas extranjeras, repaso escolar de 1r a 6º grado, curso de reeducación para adultos, escuela de animadores de tiempo libre, Esplais de verano, Scouts, Diplomatura en Humanidades, Ludotecas infantiles, etc.

Además pudieron conocer otras instituciones con las que colaboramos, como la dirección del Instituto María Reina, de formación para religiosos en Formación Inicial, o la de la Escuela Española, para hijos de trabajadores y funcionarios extranjeros.

También se conversó sobre los planes para la celebración del 150 aniversario de la comunidad más veterana del continente, entre otras visitas y actividades, que han permitido un mayor conocimiento para una mejor integración.

Friday, January 12, 2007

COMUNICADO DE LA PASTORAL SOCIAL-CARITAS CON MOTIVO DEL TRATADO DE LIBRE COMERCIO

15 de Mayo del 20030
  1. 1. Como Integrantes de la Pastoral Social – Caritas en el ámbito Nacional, no sólo queremos, sino que tenemos el deber de decir una palabra sobre el momento que vive Costa Rica, momento de interrogantes, oscuridades, dudas y desafíos, de cara al TLC con los Estados Unidos.

  2. 2. El presente mensaje pretende ser una invitación a la reflexión, al estudio y cordura, a la responsabilidad y corresponsabilidad de todos los grupos organizados, al gobierno y al pueblo, en momentos en que se acelera el proceso de negociación del Tratado. Pretendemos contribuir así al debate y al diálogo, que se está realizando en muchos lugares y de diversas maneras.

  3. 3. Nos preocupa y desvela la celeridad con la que se está llevando el Tratado. Consideramos importante reflexionar este punto y hacer una pausa. Si en tratados anteriores se ha trabajado durante dos y más años, ¿Por qué tanta prisa en el presente? ¿De dónde ha nacido esta iniciativa y por qué? ¿Ha existido algún cuestionamiento al respecto? ¿Serán suficientes algunos meses frente a un Tratado de tanta envergadura como el presente? ¿Se ha pensado por parte de nuestro país, en los tiempos necesarios para una consulta seria, profunda y dialogada?.

  4. 4. Llamamos la atención a nuestro Pueblo en el sentido de que el TLC con los Estados Unidos no es un simple tratado bilateral como el que se pudiese hacer con cualquier otro país. Así como pareciera en teoría presentar muchas oportunidades para nuestro país , así también presenta muchas interrogantes. Sus consecuencias podrían ser negativas para sectores vulnerables como el sector agrícola, transportes, y para sectores sensibles como las Telecomunicaciones y otros, de no manejarse inteligentemente y con una clara conciencia del Bien Común y no simplemente para el beneficio de unos pocos económicamente poderosos.

  5. 5. Como Pastoral Social de la Iglesia Católica, nos interesa sobremanera el aspecto ético de negociación al concluir el TLC, pero de un modo especial nos interesa LA ÉTICA DEL PROCESO MISMO DE LAS NEGOCIACIONES, lo que incluye transparencia y consulta a todos los niveles y sectores potencialmente afectados, así como una CONSULTA SERIA INTERSECTORIAL, Y NO SÓLO VERTICAL, con una participación efectiva de todos. El que se haya expresado una cláusula de confidencialidad por parte de los Estados Unidos, ¿no atenta contra la transparencia del proceso? Si no se conocen bien las reglas del juego, ¿Cómo podríamos hacer para jugar limpio?

  6. 6. Al gobierno y a todo nuestro pueblo queremos decirles que el TLC con los Estados Unidos nos está consumiendo el tiempo y el trabajo a muchos costarricenses. Creemos que es nuestra responsabilidad alertar a todos, con el fin de que el TLC no aparte la mirada de tantos y tantos problemas que tenemos en nuestras manos como la Inseguridad Social, la Educación, La vivienda, la realidad fiscal del país, el alcoholismo, drogadicción y prostitución infantil, tráfico de drogas, pobreza de un alto sector de la población y otros, deben ser atendidos con toda prontitud.

  7. 7. Con especial cuidado debe tratarse el AGRO. Nuestro país es agrícola por vocación, y allí deben ser tomados en cuenta todos los agricultores, a quienes llamamos en primer lugar a estar muy unidos. Recuerden que deben privar los intereses de todo el sector agrícola, antes que los intereses de una agrupación del mismo sector. Tanto los agricultores, como sus representantes, deben ponerse de acuerdo para presentar una posición común. Antes que propuestas aisladas, interesa la de todos. Es fácil protestar, es más difícil proponer soluciones concretas, responsables y bien pensadas en favor del país. Nuestro Estado de derecho consagra un apartado para garantizar una producción que respete la naturaleza, que promueva las formas productivas con equidad social y adecuada distribución de la riqueza, así como el trabajo digno para todos los trabajadores.

    Lugar importante deberá ocupar la soberanía alimentaria, lo que entendemos por ello y cómo garantizarla en el TLC, es también fundamental para nuestro pueblo.

  8. 8. Felicitamos a todas las personas y agrupaciones de diversa índole que han tomado iniciativas de convocar a Foros, de dar a conocer el tema, de estar preocupados por el Bien de todo el País. Sugerimos además:

    a.- Que se mantenga una seria divulgación a través de los Medios de Comunicación social para que la ciudadanía tenga acceso a los elementos reales del proceso y pueda alimentar la conciencia de la trascendencia de la probable firma de este TLC.

    b.- Que las propuestas de los grupos organizados, más aún si son representativos de grandes sectores de la comunidad, sean tomados en consideración, se garantice que van a ser escuchadas y pasen a formar parte de las políticas de negociación de la delegación del país.

  9. 9. Consideramos de vital importancia que el Equipo Negociador valore la posibilidad de que en su seno no sólo estén presentes peritos de los temas comerciales, sino también expertos en temas sociales y representantes de la sociedad civil, para que las rondas de negociación puedan esperarse un tanto más realistas y justas.

  10. 10. Un espacio serio y bien ponderado debe ocupar el tema del Medio Ambiente, así como el tema laboral. Es necesario dejar a las futuras generaciones una soberanía ambiental y una legislación laboral que les garantice vida y calidad de vida. El TLC debe mirar con claridad este factor.

  11. 11. Finalmente, creemos importante advertir que este tratado afectará definitivamente al país. No se trata simplemente de un asunto comercial, de él vendrán, muchos frutos o muchas desgracias para nuestro pueblo. El tema por la envergadura que tiene debe verse dentro de una estrategia de nación. No podemos actuar con ligereza. Será el país o serán solo algunos pocos los que saldrán ganando?. Muchos dicen que en un tratado hay ganadores y perdedores...sin embargo, nosotros nos preguntamos: porque los perdedores tienen que ser siempre los mismos? Es urgente manejar las cosas de tal manera que perdamos el mínimo posible.

  12. 12. Auguramos que el esfuerzo de todo un pueblo, la corresponsabilidad, la reflexión y la contribución de todos en pro de una Costa Rica y una Centroamérica que tenga mayor calidad de vida, debe movernos a contribuir con lo mejor de cada uno de nosotros en este momento coyuntural tan importante en el que nos movemos.

  13. 13. Por último, creemos fundamental pedir a todo nuestro pueblo y al gobierno, lo mismo que a todos los sectores que aman de verdad la Patria, un clima de diálogo, de consulta constante a todos. Por encima de la violencia y la protesta debe imperar la cordura, la responsabilidad, el amor a la patria, y un sentimiento profundo de que entre todos podremos dejar una Costa Rica mucho más justa y pacífica a las futuras generaciones.


Dado en San José, Costa Rica,
el 15 de Mayo del 2003,
día de San Isidro El Labrador y día del Agricultor.

Pastoral social de la Arquidiócesis de San José
Pastoral social de la Diócesis de Alajuela
Pastoral social de la Diócesis de Limón
Pastoral social de la Diócesis de San Isidro de El General
Pastoral Social de la Diócesis de Tilarán
Pastoral social de la Diócesis de Ciudad Quesada
Pastoral Social de la Diócesis de Puntarenas.
Monseñor Ángel San Casimiro Fernández,
Obispo de Ciudad Quesada y
Presidente de la Pastoral Social – Caritas
Pbro. Guido Villalta Loaiza,
Secretario Ejecutivo Comisión Nal. de Pastoral Social – Caritas

Declarción del 2007 como Año Santo Calasancio

Obispado de Barbastro-Monzón
19 de diciembre de 2006.

DON ALFONSO MILIAN SORRIBAS, POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA SANTA SEDE APOSTOLICA, OBISPO DE BARBASTRO - MONZÓN.

Considerando la petición que me ha sido formulada por el P. Javier Negro Marco, Sch. P., Provincial de la Provincia de Aragón de los PP. Escolapios, con el beneplácito del P. Jesús María Lecea, General de la Orden, para que declare Año Santo Calasancio el próximo año 2007, en el que se cumple el 450 o aniversario del nacimiento de San José de Calasanz, fundador de la Orden Calasancia, en la localidad de Peralta de la Sal, perteneciente a esta Diócesis de Barbastro - Monzón.

Considerando que la declaración de dicho Año Jubilar será útil para revitalizar y renovar la espiritualidad de las comunidades cristianas, particularmente en los ámbitos educativos infantil, juvenil y familiar, tanto de esta Diócesis como de las demás Diócesis de Aragón, en las que la Escuela Pía está implantada desde antiguo, y que esta celebración será ocasión propicia para que cuantos peregrinen a la Casa - Santuario del Santo, en Peralta de la Sal, den gracias a Dios por la persona y la obra de San José de Calasanz, declarado por S. S. Pío XII patrono universal de la escuela cristiana.

Considerando que los Obispos de la Provincia Eclesiástica de Zaragoza, con su Arzobispo a la cabeza como también el Obispo de Jaca, en reunión celebrada el día 17 de octubre de 2006 se unen a esta iniciativa que consideran muy positiva para el servicio del Evangelio en nuestras Diócesis.

Habiendo obtenido, mediante rescripto de la Penitenciaría Apostólica de 18 de diciembre de 2006, la gracia de la Indulgencia para quienes peregrinen a la Casa - Santuario de San José de Calasanz en Peralta de la Sal (Huesca) y cumplan las condiciones requeridas.

Por el presente

DECRETO

Declaro que el tiempo que va del 14 de enero al 16 de diciembre de 2007 sea Año Jubilar Calasancio en nuestra Diócesis de Barbastro - Monzón con el fin de dar gracias a Dios, de quien procede todo bien, por el nacimiento, en el año 1557, de San José de Calasanz en la localidad de Peralta de la Sal, perteneciente a esta Diócesis de Barbastro - Monzón y, por los muchos beneficios espirituales, educativos y sociales que por medio de su persona y de su obra ha derramado en nuestra tierra de Aragón y en toda la Iglesia universal.

Los fieles cristianos que, verdaderamente arrepentidos peregrinen a la Casa - Santuario de San José de Calasanz en Peralta de la Sal (Huesca) durante este Año Jubilar, podrán lucrar la Indulgencia plenaria cumpliendo las condiciones acostumbradas (Confesión sacramental, Comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice),

a. si individualmente participaren, en dicha Casa - Santuario de San José de Calasanz, con atención y devoción, en algún acto jubilar o pío ejercicio, o al Menos recitaren el Padre Nuestro y el Credo, junto con la piadosa invocación de la Bienaventurada Virgen María y de San José de Calasanz;

b. si en grupo (v. gr. de familias, de alumnos, de profesionales, de miembros de asociaciones piadosas) visitaren la Casa - Santuario de San José de Calasanz y allí realizaren un tiempo de retiro espiritual concluyendo con la recitación o el Canto del Padre Nuestro y del Credo junto con la invocación de la Bienaventurada Virgen María y de San José de Calasanz.

Los ancianos, los enfermos y todos los que no puedan salir de sus casas por alguna causa legítima, podrán ganar la Indulgencia plenaria, si, asociándose con el deseo a quienes realizan la peregrinación o la visita, detestando el pecado y con la intención de cumplir lo antes que les fuere posible las tres condiciones acostumbradas (Confesión sacramental, Comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa), rezaren devotamente ante una imagen de San José de Calasanz el Padre Nuestro, el Credo y algunas preces en honor de la Bienaventurada Virgen María y de San José de Calasanz.

Todos los fieles cristianos podrán lucrar una Indulgencia parcial siempre que, al menos con el corazón contrito,

a. visitaren devotamente la Casa - Santuario de San José de Calasanz;

b. y llevaren acabo actos de caridad y reconciliación con los hermanos, de solidaridad con los pobres o de servicio a la educación de los niños y jóvenes en la fe cristiana y en los valores que dimanan del Evangelio, invocando piadosamente la intercesión de San José de Calasanz.

En Barbastro, a 19 de diciembre de 2006.

Thursday, January 11, 2007

La persona humana, corazón de la paz

Benedicto XVI
Vaticano, 8 de diciembre de 2006

  1. 1. AL COMIENZO DEL NUEVO AÑO, quiero hacer llegar a los gobernantes y a los responsables de las naciones, así como a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, mis deseos de paz. Los dirijo en particular a todos los que están probados por el dolor y el sufrimiento, a los que viven bajo la amenaza de la violencia y la fuerza de las armas o que, agraviados en su dignidad, esperan en su rescate humano y social. Los dirijo a los niños, que con su inocencia enriquecen de bondad y esperanza a la humanidad y, con su dolor, nos impulsan a todos trabajar por la justicia y la paz. Pensando precisamente en los niños, especialmente en los que tienen su futuro comprometido por la explotación y la maldad de adultos sin escrúpulos, he querido que, con ocasión del Día Mundial de la Paz, la atención de todos se centre en el tema: La persona humana, corazón de la paz. En efecto, estoy convencido de que respetando a la persona se promueve la paz, y que construyendo la paz se ponen las bases para un auténtico humanismo integral. Así es como se prepara un futuro sereno para las nuevas generaciones

  2. La persona humana y la paz: don y tarea
  3. 2. La Sagrada Escritura dice: «Dios creó el hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó» (Gn 1,27). Por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona; no es solamente algo, sino alguien, capaz de conocerse, de poseerse, de entregarse libremente y de entrar en comunión con otras personas. Al mismo tiempo, por la gracia, está llamado a una alianza con su Creador, a ofrecerle una respuesta de fe y amor que nadie más puede dar en su lugar.[1] En esta perspectiva admirable, se comprende la tarea que se ha confiado al ser humano de madurar en su capacidad de amor y de hacer progresar el mundo, renovándolo en la justicia y en la paz. San Agustín enseña con una elocuente síntesis: «Dios, que nos ha creado sin nosotros, no ha querido salvarnos sin nosotros».[2] Por tanto, es preciso que todos los seres humanos cultiven la conciencia de los dos aspectos, del don y de la tarea.

  4. 3. También la paz es al mismo tiempo un don y una tarea. Si bien es verdad que la paz entre los individuos y los pueblos, la capacidad de vivir unos con otros, estableciendo relaciones de justicia y solidaridad, supone un compromiso permanente, también es verdad, y lo es más aún, que la paz es un don de Dios. En efecto, la paz es una característica del obrar divino, que se manifiesta tanto en la creación de un universo ordenado y armonioso como en la redención de la humanidad, que necesita ser rescatada del desorden del pecado. Creación y Redención muestran, pues, la clave de lectura que introduce a la comprensión del sentido de nuestra existencia sobre la tierra. Mi venerado predecesor Juan Pablo II, dirigiéndose a la Asamblea General de las Naciones Unidas el 5 de octubre de 1995, dijo que nosotros «no vivimos en un mundo irracional o sin sentido [...], hay una lógica moral que ilumina la existencia humana y hace posible el diálogo entre los hombres y entre los pueblos».[3] La "gramática" trascendente, es decir, el conjunto de reglas de actuación individual y de relación entre las personas en justicia y solidaridad, está inscrita en las conciencias, en las que se refleja el sabio proyecto de Dios. Como he querido reafirmar recientemente, «creemos que en el origen está el Verbo eterno, la Razón y no la Irracionalidad».[4] Por tanto, la paz es también una tarea que a cada uno exige una respuesta personal coherente con el plan divino. El criterio en el que debe inspirarse dicha respuesta no puede ser otro que el respeto de la "gramática" escrita en el corazón del hombre por su divino Creador.

    En esta perspectiva, las normas del derecho natural no han de considerarse como directrices que se imponen desde fuera, como si coartaran la libertad del hombre. Por el contrario, deben ser acogidas como una llamada a llevar a cabo fielmente el proyecto divino universal inscrito en la naturaleza del ser humano. Guiados por estas normas, los pueblos -en sus respectivas culturas- pueden acercarse así al misterio más grande, que es el misterio de Dios. Por tanto, el reconocimiento y el respeto de la ley natural son también hoy la gran base para el diálogo entre los creyentes de las diversas religiones, así como entre los creyentes e incluso los no creyentes. Éste es un gran punto de encuentro y, por tanto, un presupuesto fundamental para una paz auténtica. El derecho a la vida y a la libertad religiosa.

  5. 4. El deber de respetar la dignidad de cada ser humano, en el cual se refleja la imagen del Creador, comporta como consecuencia que no se puede disponer libremente de la persona. Quien tiene mayor poder político, tecnológico o económico, no puede aprovecharlo para violar los derechos de los otros menos afortunados. En efecto, la paz se basa en el respeto de todos. Consciente de ello, la Iglesia se hace pregonera de los derechos fundamentales de cada persona. En particular, reivindica el respeto de la vida y la libertad religiosa de todos. El respeto del derecho a la vida en todas sus fases establece un punto firme de importancia decisiva: la vida es un don que el sujeto no tiene a su entera disposición. Igualmente, la afirmación del derecho a la libertad religiosa pone de manifiesto la relación del ser humano con un Principio trascendente, que lo sustrae a la arbitrariedad del hombre mismo. El derecho a la vida y a la libre expresión de la propia fe en Dios no están sometidos al poder del hombre. La paz necesita que se establezca un límite claro entre lo que es y no es disponible: así se evitarán intromisiones inaceptables en ese patrimonio de valores que es propio del hombre como tal.

  6. 5. Por lo que se refiere al derecho a la vida, es preciso denunciar el estrago que se hace de ella en nuestra sociedad: además de las víctimas de los conflictos armados, del terrorismo y de diversas formas de violencia, hay muertes silenciosas provocadas por el hambre, el aborto, la experimentación sobre los embriones y la eutanasia. ¿Cómo no ver en todo esto un atentado a la paz? El aborto y la experimentación sobre los embriones son una negación directa de la actitud de acogida del otro, indispensable para establecer relaciones de paz duraderas. Respecto a la libre expresión de la propia fe, hay un síntoma preocupante de falta de paz en el mundo, que se manifiesta en las dificultades que tanto los cristianos como los seguidores de otras religiones encuentran a menudo para profesar pública y libremente sus propias convicciones religiosas. Hablando en particular de los cristianos, debo notar con dolor que a veces no sólo se ven impedidos, sino que en algunos Estados son incluso perseguidos, y recientemente se han debido constatar también trágicos episodios de feroz violencia. Hay regímenes que imponen a todos una única religión, mientras que otros regímenes indiferentes alimentan no tanto una persecución violenta, sino un escarnio cultural sistemático respecto a las creencias religiosas. En todo caso, no se respeta un derecho humano fundamental, con graves repercusiones para la convivencia pacífica. Esto promueve necesariamente una mentalidad y una cultura negativa para la paz.

  7. La igualdad de naturaleza de todas las personas
  8. 6. En el origen de frecuentes tensiones que amenazan la paz se encuentran seguramente muchas desigualdades injustas que, trágicamente, hay todavía en el mundo. Entre ellas son particularmente insidiosas, por un lado, las desigualdades en el acceso a bienes esenciales como la comida, el agua, la casa o la salud; por otro, las persistentes desigualdades entre hombre y mujer en el ejercicio de los derechos humanos fundamentales.

    Un elemento de importancia primordial para la construcción de la paz es el reconocimiento de la igualdad esencial entre las personas humanas, que nace de su misma dignidad trascendente. En este sentido, la igualdad es, pues, un bien de todos, inscrito en esa "gramática" natural que se desprende del proyecto divino de la creación; un bien que no se puede desatender ni despreciar sin provocar graves consecuencias que ponen en peligro la paz. Las gravísimas carencias que sufren muchas poblaciones, especialmente del Continente africano, están en el origen de reivindicaciones violentas y son por tanto una tremenda herida infligida a la paz.

  9. 7. La insuficiente consideración de la condición femenina provoca también factores de inestabilidad en el orden social. Pienso en la explotación de mujeres tratadas como objetos y en tantas formas de falta de respeto a su dignidad; pienso igualmente -en un contexto diverso- en las concepciones antropológicas persistentes en algunas culturas, que todavía asignan a la mujer un papel de gran sumisión al arbitrio del hombre, con consecuencias ofensivas a su dignidad de persona y al ejercicio de las libertades fundamentales mismas. No se puede caer en la ilusión de que la paz está asegurada mientras no se superen también estas formas de discriminación, que laceran la dignidad personal inscrita por el Creador en cada ser humano.[5]

  10. La ecología de la paz
  11. 8. Juan Pablo II, en su Carta encíclica Centesimus annus, escribe: «No sólo la tierra ha sido dada por Dios al hombre, el cual debe usarla respetando la intención originaria de que es un bien, según la cual le ha sido dada; incluso el hombre es para sí mismo un don de Dios y, por tanto, debe respetar la estructura natural y moral de la que ha sido dotado».[6] Respondiendo a este don que el Creador le ha confiado, el hombre, junto con sus semejantes, puede dar vida a un mundo de paz. Así, pues, además de la ecología de la naturaleza hay una ecología que podemos llamar «humana», y que a su vez requiere una «ecología social». Esto comporta que la humanidad, si tiene verdadero interés por la paz, debe tener siempre presente la interrelación entre la ecología natural, es decir el respeto por la naturaleza, y la ecología humana. La experiencia demuestra que toda actitud irrespetuosa con el medio ambiente conlleva daños a la convivencia humana, y viceversa. Cada vez se ve más claramente un nexo inseparable entre la paz con la creación y la paz entre los hombres. Una y otra presuponen la paz con Dios. La poética oración de San Francisco conocida como el "Cántico del Hermano Sol", es un admirable ejemplo, siempre actual, de esta multiforme ecología de la paz.

  12. 9. El problema cada día más grave del abastecimiento energético nos ayuda a comprender la fuerte relación entre una y otra ecología. En estos años, nuevas naciones han entrado con pujanza en la producción industrial, incrementando las necesidades energéticas. Eso está provocando una competitividad ante los recursos disponibles sin parangón con situaciones precedentes. Mientras tanto, en algunas regiones del planeta se viven aún condiciones de gran atraso, en las que el desarrollo está prácticamente bloqueado, motivado también por la subida de los precios de la energía. ¿Qué será de esas poblaciones? ¿Qué género de desarrollo, o de no desarrollo, les impondrá la escasez de abastecimiento energético? ¿Qué injusticias y antagonismos provocará la carrera a las fuentes de energía? Y ¿cómo reaccionarán los excluidos de esta competición? Son preguntas que evidencian cómo el respeto por la naturaleza está vinculado estrechamente con la necesidad de establecer entre los hombres y las naciones relaciones atentas a la dignidad de la persona y capaces de satisfacer sus auténticas necesidades. La destrucción del ambiente, su uso impropio o egoísta y el acaparamiento violento de los recursos de la tierra, generan fricciones, conflictos y guerras, precisamente porque son fruto de un concepto inhumano de desarrollo. En efecto, un desarrollo que se limitara al aspecto técnico y económico, descuidando la dimensión moral y religiosa, no sería un desarrollo humano integral y, al ser unilateral, terminaría fomentando la capacidad destructiva del hombre.


  13. Concepciones restrictivas del hombre
  14. 10. Es apremiante, pues, incluso en el marco de las dificultades y tensiones internacionales actuales, el esfuerzo por abrir paso a una ecología humana que favorezca el crecimiento del «árbol de la paz». Para acometer una empresa como ésta, es preciso dejarse guiar por una visión de la persona no viciada por prejuicios ideológicos y culturales, o intereses políticos y económicos, que inciten al odio y a la violencia. Es comprensible que la visión del hombre varíe en las diversas culturas. Lo que no es admisible es que se promuevan concepciones antropológicas que conlleven el germen de la contraposición y la violencia. Son igualmente inaceptables las concepciones de Dios que impulsen a la intolerancia ante nuestros semejantes y el recurso a la violencia contra ellos. Éste es un punto que se ha de reafirmar con claridad: nunca es aceptable una guerra en nombre de Dios. Cuando una cierta concepción de Dios da origen a hechos criminales, es señal de que dicha concepción se ha convertido ya en ideología.

  15. 11. Pero hoy la paz peligra no sólo por el conflicto entre las concepciones restrictivas del hombre, o sea, entre las ideologías. Peligra también por la indiferencia ante lo que constituye la verdadera naturaleza del hombre. En efecto, son muchos en nuestros tiempos los que niegan la existencia de una naturaleza humana específica, haciendo así posible las más extravagantes interpretaciones de las dimensiones constitutivas esenciales del ser humano. También en esto se necesita claridad: una consideración "débil" de la persona, que dé pie a cualquier concepción, incluso excéntrica, sólo en apariencia favorece la paz. En realidad, impide el diálogo auténtico y abre las puertas a la intervención de imposiciones autoritarias, terminando así por dejar indefensa a la persona misma y, en consecuencia, presa fácil de la opresión y la violencia.

  16. Derechos humanos y Organizaciones internacionales
  17. 12. Una paz estable y verdadera presupone el respeto de los derechos del hombre. Pero si éstos se basan en una concepción débil de la persona, ¿cómo evitar que se debiliten también ellos mismos? Se pone así de manifiesto la profunda insuficiencia de una concepción relativista de la persona cuando se trata de justificar y defender sus derechos. La aporía es patente en este caso: los derechos se proponen como absolutos, pero el fundamento que se aduce para ello es sólo relativo. ¿Por qué sorprenderse cuando, ante las exigencias "incómodas" que impone uno u otro derecho, alguien se atreviera a negarlo o decidera relegarlo? Sólo si están arraigados en bases objetivas de la naturaleza que el Creador ha dado al hombre, los derechos que se le han atribuido pueden ser afirmados sin temor de ser desmentidos. Por lo demás, es patente que los derechos del hombre implican a su vez deberes. A este respecto, bien decía el mahatma Gandhi: «El Ganges de los derechos desciende del Himalaya de los deberes». Únicamente aclarando estos presupuestos de fondo, los derechos humanos, sometidos hoy a continuos ataques, pueden ser defendidos adecuadamente. Sin esta aclaración, se termina por usar la expresión misma de «derechos humanos», sobrentendiendo sujetos muy diversos entre sí: para algunos, será la persona humana caracterizada por una dignidad permanente y por derechos siempre válidos, para todos y en cualquier lugar; para otros, una persona con dignidad versátil y con derechos siempre negociables, tanto en los contenidos como en el tiempo y en el espacio.

  18. 13. Los Organismos internacionales se refieren continuamente a la tutela de los derechos humanos y, en particular, lo hace la Organización de las Naciones Unidas que, con la Declaración Universal de 1948, se ha propuesto como tarea fundamental la promoción de los derechos del hombre. Se considera dicha Declaración como una forma de compromiso moral asumido por la humanidad entera. Esto manifiesta una profunda verdad sobre todo si se entienden los derechos descritos en la Declaración no simplemente como fundados en la decisión de la asamblea que los ha aprobado, sino en la naturaleza misma del hombre y en su dignidad inalienable de persona creada por Dios. Por tanto, es importante que los Organismos internacionales no pierdan de vista el fundamento natural de los derechos del hombre. Eso los pondría a salvo del riesgo, por desgracia siempre al acecho, de ir cayendo hacia una interpretación meramente positivista de los mismos. Si esto ocurriera, los Organismos internacionales perderían la autoridad necesaria para desempeñar el papel de defensores de los derechos fundamentales de la persona y de los pueblos, que es la justificación principal de su propia existencia y actuación.

  19. Derecho internacional humanitario y derecho interno de los Estados
  20. 14. A partir de la convicción de que existen derechos humanos inalienables vinculados a la naturaleza común de los hombres, se ha elaborado un derecho internacional humanitario, a cuya observancia se han comprometido los Estados, incluso en caso de guerra. Lamentablemente, y dejando aparte el pasado, este derecho no ha sido aplicado coherentemente en algunas situaciones bélicas recientes. Así ha ocurrido, por ejemplo, en el conflicto que hace meses ha tenido como escenario el Sur del Líbano, en el que se ha desatendido en buena parte la obligación de proteger y ayudar a las víctimas inocentes, y de no implicar a la población civil. El doloroso caso del Líbano y la nueva configuración de los conflictos, sobre todo desde que la amenaza terrorista ha actuado con formas inéditas de violencia, exigen que la comunidad internacional corrobore el derecho internacional humanitario y lo aplique en todas las situaciones actuales de conflicto armado, incluidas las que no están previstas por el derecho internacional vigente. Además, la plaga del terrorismo reclama una reflexión profunda sobre los límites éticos implicados en el uso de los instrumentos modernos de la seguridad nacional. En efecto, cada vez más frecuentemente los conflictos no son declarados, sobre todo cuando los desencadenan grupos terroristas decididos a alcanzar por cualquier medio sus objetivos. Ante los hechos sobrecogedores de estos últimos años, los Estados deben percibir la necesidad de establecer reglas más claras, capaces de contrastar eficazmente la dramática desorientación que se está dando. La guerra es siempre un fracaso para la comunidad internacional y una gran pérdida para la humanidad. Y cuando, a pesar de todo, se llega a ella, hay que salvaguardar al menos los principios esenciales de humanidad y los valores que fundamentan toda convivencia civil, estableciendo normas de comportamiento que limiten lo más posible sus daños y ayuden a aliviar el sufrimiento de los civiles y de todas las víctimas de los conflictos.[7]

  21. 15. Otro elemento que suscita gran inquietud es la voluntad, manifestada recientemente por algunos Estados, de poseer armas nucleares. Esto ha acentuado ulteriormente el clima difuso de incertidumbre y de temor ante una posible catástrofe atómica. Es algo que hace pensar de nuevo en los tiempos pasados, en las ansias abrumadoras del período de la llamada "guerra fría". Se esperaba que, después de ella, el peligro atómico habría pasado definitivamente y que la humanidad podría por fin dar un suspiro de sosiego duradero. A este respecto, qué actual parece la exhortación del Concilio Ecuménico Vaticano II: «Toda acción bélica que tiende indiscriminadamente a la destrucción de ciudades enteras o de amplias regiones con sus habitantes es un crimen contra Dios y contra el hombre mismo que hay que condenar con firmeza y sin vacilaciones».[8] Lamentablemente, en el horizonte de la humanidad siguen formándose nubes amenazadoras. La vía para asegurar un futuro de paz para todos consiste no sólo en los acuerdos internacionales para la no proliferación de armas nucleares, sino también en el compromiso de intentar con determinación su disminución y desmantelamiento definitivo. Ninguna tentativa puede dejarse de lado para lograr estos objetivos mediante la negociación. ¡Está en juego la suerte de toda la familia humana!

  22. La Iglesia, tutela de la trascendencia de la persona humana
  23. 16. Deseo, por fin, dirigir un llamamiento apremiante al Pueblo de Dios, para que todo cristiano se sienta comprometido a ser un trabajador incansable en favor de la paz y un valiente defensor de la dignidad de la persona humana y de sus derechos inalienables. El cristiano, dando gracias a Dios por haberlo llamado a pertenecer a su Iglesia, que es «signo y salvaguardia de la trascendencia de la persona humana»[9] en el mundo, no se cansará de implorarle el bien fundamental de la paz, tan importante en la vida de cada uno. Sentirá también la satisfacción de servir con generosa dedicación a la causa de la paz, ayudando a los hermanos, especialmente a aquéllos que, además de sufrir privaciones y pobreza, carecen también de este precioso bien. Jesús nos ha revelado que «Dios es amor» (1 Jn 4,8), y que la vocación más grande de cada persona es el amor. En Cristo podemos encontrar las razones supremas para hacernos firmes defensores de la dignidad humana y audaces constructores de la paz.

  24. 17. Así pues, que nunca falte la aportación de todo creyente a la promoción de un verdadero humanismo integral, según las enseñanzas de las Cartas encíclicas Populorum progressio y Sollicitudo rei socialis, de las que nos preparamos a celebrar este año precisamente el 40o y el 20o aniversario. Al comienzo del año 2007, al que nos asomamos -aun entre peligros y problemas- con el corazón lleno de esperanza, confío mi constante oración por toda la humanidad a la Reina de la Paz, Madre de Jesucristo, «nuestra paz» (Ef 2,14). Que María nos enseñe en su Hijo el camino de la paz, e ilumine nuestros ojos para que sepan reconocer su Rostro en el rostro de cada persona humana, corazón de la paz.



Vaticano, 8 de diciembre de 2006